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Aunque el carismático Robin Thicke aseguraba no entender la magnitud de la controversia que se originó en los pasados MTV Video Music Awards al protagonizar una sensual actuación junto a Miley Cyrus, para la gala de los European Music Awards que tuvo lugar anoche en Ámsterdam el cantante decidió cambiar de pareja artística y presentarse en el escenario con la rapera Iggy Azalea, una elección con la que evitó el intenso escrutinio de los medios de comunicación.
“La verdad es que en esta ocasión no he tenido la oportunidad de ver la actuación de Miley. No sé lo que ha hecho pero seguro que ha estado fantástica”, aseguró el artista a la agencia BANG Showbiz tratando de sortear la pregunta sobre el último escándalo de Miley, quien apareció sobre el escenario del Ziggo Dome de la capital holandesa haciendo una nueva exhibición de su criticado baile ‘twerking’ y con un cigarro en la mano cuyo contenido todavía está por esclarecer.
Mientras que la ex estrella Disney seguía en su provocadora línea para promocionar las canciones de su disco ‘Bangerz’, su amigo Robin quiso desmarcarse de cualquier episodio controvertido con un número musical cuya carga sexual había sido reducida considerablemente y que, como él mismo confiesa, afectó radicalmente la vestimenta de sus bailarinas.
“Es verdad que nos hemos esforzado mucho esta vez [refiriéndose al vestuario del cuerpo de baile]. Queríamos que la pintura corporal fuera un poco más elegante en esta ocasión, para evitar ciertos malentendidos”, explicó al mismo medio.
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