Estábamos perfectamente conscientes de que se trataba de una adaptación cinematográfica de una novela de Stephenie Meyer (responsable de la saga literaria Crepúsculo) pero aún con este significativo antecedente dimos el beneficio de la duda a la cinta La húesped ya que cuenta con la participación de talentosos elementos como Andrew Niccol (Gatacca) en la dirección y una virtuosa joven actriz de nombre Saoirse Ronan en el rol estelar. Sin embargo a pesar de tener estos factores a su favor, la película termina por ser un aburrido intento por parte de los productores de conservar la legión de fanáticos que siguieron con lealtad casi religiosa las cintas estelarizadas por Kristen Stewart y Robert Pattinson.
La huésped nos sitúa en un futuro cercano en donde una fuerza invisible alienígena ha ursurpado los cuerpos y mentes de terrícolas borrando cualquier recuerdo en ellas. Una de las víctimas es Melanie (Ronan), una valiente jovencita de apenas escasos diecisiete años, sin embargo, algo extraño sucede en la apropiación pues el verdadero carácter de Melanie se rehúsa a abandonar su cuerpo, por lo que tienen que “convivir” nuestra protagonista y ese “ser” misterio de nombre Wanda que recién se ha apoderado del ente ¿me siguen? De esta forma siempre escuchamos a la verdadera Melanie en voz en off responder lo que dicta la usurpadora.
Confieso que no he leído la novela de Meyer pero sospecho que el relato resulta mucho más efectivo en papel que en película. Nos da la impresión que La huésped es de esos proyectos basados en algún texto que jamás debieron trasladarse al cine, pues el argumento resulta hilarante cuando se recrea. A pesar de contar con el talento indiscutible de Ronan, la situación es tan cómica que se dificulta el tomarse en serio lo que estamos presenciando en pantalla. Tampoco podemos culpar a Niccol de la poca efectividad de la convención pues se puede denotar un interés por sacar adelante tan excéntrica y bizarra circunstancia. Lo que es peor, la trama deriva en otra historia romántica en la que una adolescente se ve en la encrucijada de escoger entre el afecto de héroes candidatos a conquistar su corazón.
Visualmente la película tiene aciertos. La recreación que Niccol hace de las atmósferas descritas por Meyer resultan hasta cierto punto ingeniosas. Estamos hablando del guionista de Truman show y el director de Simone pero el carácter de la película queda perdido en lo absurdo que resulta la misma anécdota . Me da la impresión que antes las posibilidades que se tenían en la misión, se debió abordar el cometido con mucho más sentido del humor, superando lo gracioso que resulta la convención de Meyer desde un inicio. Conste que les ratifico el beneficio de la duda que le dimos a La Huésped.