Angélica Rivera habría iniciado la ruptura con un papel excesivamente subordinado, como lo es el de Primera Dama de México, para dar un giro a su vida y salir del segundo plano que había tenido hasta el momento como esposa del presidente Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con un perfil hecho por el diario español El País, la entrevista y la sesión de fotos de Rivera y su hija, Sofía Castro, para la revista Marie Claire, marcan el antes y después del papel asumido por la Primera Dama desde que su esposo tomó el poder.
“Nadie sabe si es un movimiento pasajero o si supone el inicio de un retorno a su poderosa marca, a su propia imagen y, de algún modo, a la ruptura con un papel excesivamente subordinado”, escribió el periodista Jan Martínez Ahrens, autor del perfil.
Recuerdan que durante la campaña presidencial, Rivera tuvo un papel activo y su imagen ayudó a captar a un público que no le interesa la política, pero sí los espectáculos. Dio la otra cara de la contienda por la Presidencia con videos de lo que pasaba tras bambalinas.
Tras ganar las elecciones, la esposa de Peña Nieto “optó por la discreción. Sin olvidar sus orígenes artísticos, racionó a cuentagotas sus apariciones del espectáculo”. El periodista Alberto Tavira, contactado por El País, dijo que “pasó a ser más hermética y cautelosa”.
Es por ello que la sesión en Marie Claire llamó la atención, pues como dijo la catedrática de la UNAM, Sara Sefchovich, aparecer en revistas es normal, pero las poses “no son de esposa de mandatario, con un trabajo social, sino de actriz”.
Afirmó que tiene un buen manejo de imagen, “es postular y representa la historia de un éxito casi de un cuento de hadas”. Las fotos a las que se refiere la especialista son en las que Rivera posa con los hombros y media espalda desnudos y “mostrando una cimbreante pierna”.
Fue tal el impacto, no sólo en México, que The Washington Post lanzó una pregunta: “¿por qué no pueden ser sexis las primeras damas?”. Tras esta polémica, El País arroja una hipótesis en el sentido de que Angélica Rivera saldrá de la tranquilidad en la que se manejaba para volver a acaparar las miradas.