Esta semana la Ciudad de México vivió su primera contingencia ambiental por ozono en 14 años tras alcanzar 194 puntos en el Índice Metropolitano de Calidad del Aire (Imeca) y en gran parte esto se debe al uso indiscriminado del auto y a la falta de homologación de políticas integrales para desincentivarlo.
De acuerdo con el Centro Mario Molina, los vehículos son uno de los principales factores que ahogan a la capital mexicana; se estima que en el Valle de México las emisiones de autos representan el 31% de la contaminación total por partículas suspendidas.
Los 5.5 millones de vehículos que circulan en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) consumen 47 millones de litros de combustibles al día, de acuerdo con el Inventario de Emisiones 2012 elaborado por la Secretaría del Medio Ambiente capitalina.
En 20 años, el parque vehicular de la ZMVM creció más del doble, al pasar de dos millones en 1990 a 5.5 millones en 2015; a un ritmo de 250 mil autos por año para 2020 habrá 7.5 millones; datos del Centro Eure revelan que el parque vehicular creció más que la población de 1980 a 2010.
Un estudio de movilidad elaborado el año pasado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que la Ciudad de México tiene el peor congestionamiento vial del mundo sólo por detrás de Estambul, en Turquía.
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Esto hace que por un viaje de 30 minutos en la Zona Metropolitana del Valle de México se pierdan 29 más, debido al tránsito lento.
A toda velocidad…al colapso vial
La saturación vehicular ha provocado la disminución de las velocidades a las que se circula en la Ciudad de México: mientras en 1990 la velocidad promedio era de 39 kilómetros por hora, en 2015 se redujo a 12 kilómetros por hora.
El Inventario de Emisiones de la Sedema menciona que mientras en 1990 los dos millones de autos en la ZMVM recorrían 30 mil millones de kilómetros anualmente, ahora los 5.5 millones de unidades recorren 86 mil millones de kilómetros.
De acuerdo con el documento, a una velocidad de 10 kilómetros por hora un auto particular emite 13.3 gramos por kilómetro de monóxido de carbono, mientras que si circula a 30 kilómetros por hora, emite 9.5 gramos por kilómetro del mismo contaminante.
A decir de “un estudio de la empresa IBM, esta metrópoli junto con Beijing (con 99 puntos), son consideradas de las ciudades con mayor índice de fastidio, ese dato incluye la carga emocional y económica de viajar”, menciona el Inventario de Emisiones 2012.
El 72% de los 23 millones de automóviles privados del parque nacional se encuentran en las zonas metropolitanas, concentrándose en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara con 41% del total.
«Los análisis de campo indican que la zona de máximo impacto de los contaminantes atmosféricos se ubica hasta 100 metros de una avenida principal, donde habitan, transitan y trabajan millones de personas», dice el Centro Mario Molina.
Un documento del Instituto Nacional de Salud Pública de febrero de 2015 alerta que la contaminación es el segundo riesgo medioambiental más importante para la salud humana, pues se calculan más de 20 mil muertes anuales atribuidas a la polución.
En el mundo las malas condiciones del aire provocan la muerte de 12.6 millones de personas al año, de acuerdo con el estudio La prevención de enfermedades a través de entornos saludables, presentado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) este martes.
“Crisis ambiental”
Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña de Megaciudades de Greenpeace México, consideró que la contingencia por ozono debe ser tomada como una “crisis ambiental” y el Gobierno capitalino debe tomar medidas más audaces para desincentivar el uso indiscriminado del automóvil.
“Esto tiene que tomarse como una crisis ambiental. No deben focalizarse sólo en los paliativos como restringir una porción del parque vehicular. Esto puede volver a ocurrir, sobre todo si se dan las condiciones climáticas de temperatura y por la saturación que existe de autos”, dijo a Publimetro.
Aunado a esto, detalló, “los contaminantes tienden a mantenerse más tiempo en esta olla que es el Valle de la Ciudad de México, y si a esto le sumas las bajas temperaturas, que los vientos no son frecuentes, inversión térmica, llegamos a una situación donde los índices de contaminantes exceden los límites recomendables para tener una calidad saludable de aire”.
De acuerdo con Ampugnani, “esto va a seguir ocurriendo si la raíz del problema no se cambia. La raíz es que estamos inundados de coches; donde antes había ríos de agua ahora son ríos de coches, porque esos espacios han sido fragmentados para dárselos al coche”.
Una solución a corto y mediano plazo es dejar de invertir en puentes, segundos pisos y deprimidos vehiculares para construir más líneas de Metrobús, eficientar la operación del Metro; estimular la movilidad no motorizada y modernizar el transporte colectivo.
“Eso se tiene que revertir porque lo que está en riesgo son la salud de millones de personas, por eso, esto se tiene que ver como una crisis ambiental y no sólo tiene que atacarse en lo inmediato, sino también de manera estratégica a largo plazo para que no vuelva a suceder”, llamó.