El pleno de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó hoy la destitución por acusaciones de corrupción del legislador Eduardo Cunha, uno de los impulsores del proceso que terminó con la caída de la expresidenta Dilma Rousseff.
El cese de Cunha y su inhabilitación por ocho años fueron aprobados por una abrumadora mayoría de 450 votos a favor, 10 en contra y nueve abstenciones, tras un largo proceso tramitado en el Consejo de Ética del órgano legislativo.
Cunha estaba acusado de faltar a la ética y el decoro parlamentario por haber mentido sobre la existencia de cuentas millonarias suyas en el exterior, ante la comisión que investigaba el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
El ahora exlegislador sostuvo que el proceso en su contra carecía de pruebas y era de “naturaleza política”, y lo consideró una “venganza” del exgobernante Partido de los Trabajadores (PT) por su campaña contra Rousseff.
“Estoy pagando el precio de haber sido destituido de mi mandato, por haber dado continuidad al proceso de juicio político. Es el precio que estoy pagando por haber liberado a Brasil del PT”, dijo Cunha.
El legislador es integrante del ahora gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pero se convirtió de aliado en rival político del ahora presidente Michel Temer.
Cunha había sido electo presidente de la Cámara de Diputados en febrero de 2015, y de acuerdo con las acusaciones, actuó como cabildero en el esquema de corrupción de Petrobras, y como promotor del proceso contra Rousseff.
La exmandataria acusó a su vez a Cunha de haber encabezado el proceso de juicio político en su contra, como represalia por haberle negado protección en las investigaciones sobre corrupción que enfrentaba el ahora exlegislador.
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