Mundo

Dilma pone en su lugar a Obama durante Asamblea

Diplomacia. La Presidenta usa tono firme y acusatorio contra la vigilancia de Estados Unidos y vuelve a pedir explicaciones .

Hablando por primera vez frente a la comunidad internacional sobre el espionaje estadounidense, la Presidenta brasileña, Dilma Rousseff, condenó la práctica diciendo que se trata de un “caso grave de violación a los derechos humanos y a los civiles”.

La mandataria, quien abrió la 68 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, no se ahorró críticas al programa de inteligencia de la administración de Obama.
“Sin respeto a la soberanía,  no existe la base para relaciones entre las naciones”, dijo en tono duro y acusador. Para ella, Internet no puede “ser el nuevo campo de batalla entre los Estados”. Con dicho argumento propuso la creación de un marco civil multilateral para el Gobierno el y uso de la Web.

Los términos de un acuerdo ya se están discutiendo en la ONU, pero los expertos coinciden en que es difícil llegar a un resultado práctico. Dilma se convirtió en la portavoz de la indignación contra la vigilancia de Estados Unidos, aunque las denuncias de Edward Snowden hayan alcanzado a los líderes de otros países, ninguna nación demostró tanto repudio.

Para los expertos, Dilma sale fortalecida tras este episodio, tanto en Brasil como en el exterior. “Ella se mostró firme y soberana, defensora de la autonomía brasileña”, dijo la politóloga Solange Reis, de la Fundação Escola de Sociologia e Política de São Paulo.

“Los brasileños tienen derecho a estar molestos”, dijo Kristel Muciño de la oficina para América Latina en Washington. “EU necesita definir reglas claras y directrices de fiscalización para garantizar que este tipo de vigilancia no vuelva a suceder”, apuntó.

Tajante
“Inmiscuirse en la vida de otros países perjudica el derecho internacional y confronta los principios que deben regir las relaciones entre ellos, sobre todo entre las naciones amigas”.

Dilma Rousseff, Presidenta de Brasil durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, en un mensaje dirigido al presidente Barack Obama.

Análisis
México no puede protestar

Brasil, desde Lula da Silva, trae una política más reaccionaria frente a su relación con Estados Unidos; es una suerte de enfriamiento con respecto a la relación, digamos, de Presidente a Presidente y comienza con el “desaire” que hace dos semanas le hizo Dilma
 a Obama al no acudir a una gira programada a modo de protesta.

La respuesta de México no podía ser igual porque las condiciones de cada país frente a Estados Unidos son distintas.

Para tener una reacción de política internacional, hay que saber desde dónde lo puedes hacer y en el caso de México, no existen las condiciones. Si hubiese sido Brasil el espía, sería otro tinte, porque es una relación más simétrica.

Es la historia de siempre, aunque la diferencia es que esta vez se hizo público, pero desde hace décadas se sabe del espionaje por parte de Estados Unidos en México. Ismene Bras, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
 

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