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Psicología, Medicina, Historia, Biología, Astronomía, Física, Música, Literatura y un largo etcétera son los temas de los que se puede conversar con Andrew Almazán Anaya, el llamado Niño Genio Mexicano, quien a sus apenas 16 años está a dos semanas de graduarse como el psicólogo más joven de nuestro país.
La vida académica de Andrew se ha desarrollado a una velocidad vertiginosa. A los 12 años obtuvo los certificados de primaria, secundaria y bachillerato para ingresar a la universidad, donde decidió asumir el reto de estudiar dos carreras simultáneamente: Licenciatura de Médico Cirujano en la Universidad Panamericana; y Licenciatura en Psicología, en la Universidad del Valle de México.
“Lo único que hago es tratar de aprovechar este regalo que Dios me dio. Prepararme y estudiar para enfrentar la vida”, aseguró el próximo psicólogo en una entrevista con Publimetro en su casa.
Ahí mostró su colección de más de 690 libros que ha devorado en su corta vida. “Ése era el número hasta el año pasado que los conté, pero ha aumentado”, dijo.
Andrew acompaña sus momentos de lectura con ópera y música clásica de Sebastian Bach, Mozart, Beethoven, Tchaikovsky y Verdi. Eso es lo que hace en sus ratos libres, que se dan cuando no tiene que estar en la universidad o en el Centro de Atención al Talento, Cedat, del cual es el director técnico. “Ahí detectamos y ayudamos a los niños que muestran signos de ser superdotados. De alguna forma los salvamos de ser clasificados como niños con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y los encauzamos a un aprendizaje acorde a su capacidad”, explicó.
¿Qué le gusta?
Andrew ha decidido llevar una vida distinta a la que lleva la mayoría de los jóvenes de su edad.
Sus deportes: El taekwondo y el hockey sobre hielo son los que practica, participando y ganando medallas en ambos casos.
Su comida: El salmón es, sin duda, su comida favorita. El café, en cambio, trata de evitarlo por salud.
¿Internet?: Andrew considera que “las redes sociales se hicieron para acortar las distancias entre personas que viven lejos”, por lo que no le ve caso utilizarlas. Él prefiere la comunicación cara a cara, por lo que no le llaman la atención.
La frase: “Lo más valioso de él no es su capacidad intelectual sino su corazón y su aptitud para ver las cosas. Ha decidido llevar una vida distinta y eso lo hace feliz”.
Dunia Anaya, mamá de Andrew.