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El Sumo Pontífice sorprendió este fin de semana al trasladarse en un Renault 4 de 1984 con 300 mil kilómetros recorridos. Se creyó que era una elección suya, como parte de su sencillez y austeridad, pero pronto se supo que lo recibió como regalo.
El obsequio se lo hizo el sacerdote Renzo Zocca, de 70 años, quien lo utilizó durante buena parte de los 25 años en que fue párroco del barrio obrero de Saval, en Verona. “Nunca me dejó tirado”, confesó el cura, quien a su vez lo había adquirido de segunda mano del vicepresidente del club de fútbol Verona Calcio, del que fue capellán, y todavía lleva una calcomanía del club.
Como Francisco siempre ha sentido pasión por los barrios periféricos, don Renzo le escribió el pasado 15 de julio para contarle su experiencia y ofrecerle un coche que testimoniaba sus años de trabajo en una barriada en la que tenía que hacer frente a los traficantes de droga.
Luego, el Papa aceptaría el vehículo, luego de sugerir que fuera entregado a quien realmente lo necesite y siempre y cuando su par no se quedara a pie, según cuenta el semanario italiano Famiglia Cristiana.
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