#nopantsmx . Alrededor de mil 300 personas convirtieron un viaje en Metro en una experiencia que causó confusión y sonrisas
Al abrirse las puertas del tren, todas las miradas se dirigieron a un chico rubio que entró bailando y que, por la bocina en su mochila, parecía ser un vagonero; sin embargo, algo en esa imagen estaba fuera de lugar, algo hacía falta… no tenía pantalones. Más tarde, un grupo numeroso de personas salió de la estación Bellas Artes, como todos los días, y un vendedor aprovechó para ofrecerles sus productos: “Cigarros, chicles, pantalones…”.
Escenas similares pudieron verse en otras 53 estaciones que fueron el escenario de la celebración del Viaje en Metro sin pantalones 2014.
Este flash mob –una reunion pública en la que se realiza un acto inusual o aparentemente espontáneo– ha dejado ver las piernas y ropa interior de muchos hombres y mujeres en 63 países. Creada en Nueva York en 2002 por el grupo Improv Everywhere, la tradición ha crecido exponencialmente desde entonces. Ésta es la cuarta ocasión que se lleva a cabo en la Ciudad de México, y el grupo Flashmob México ha sido el encargado de organizar a sus poco pudorosos agentes en una misión diferente, divertida y exhibicionista.
Pero, ¿por qué? Isaac Salame Farca, líder de la organización, comentó que este movimiento se puede describir con una palabra: comunidad. “Buscamos transmitir nuestro valor que es: desconocidos trabajando en equipo. Para realizar un flashmob es necesaria una bola de gente que no se conoce, pero que está de acuerdo en hacer algo, y en el momento en que lo hace tiene un efecto importante. Eso quiere decir que no necesitamos conocernos para entender que somos un equipo y debemos jugar como tal, en en el tráfico, en la calle, en el trabajo, en casa”.
A pesar de que el número de asistentes fue mucho menor al del año pasado (casi 2 mil), la organización espera sumar más personas a esta caótica e hilarante manera de hacer una diferencia.
¿Por qué sin pantalones?
Cada participante es un agente encubierto, por lo que tiene una coartada para estar en ropa interior. Éstas fueron sus excusas:
“O pago la entrada del Metro, o me compro pantalones; no me alcanza para las dos cosas”.
“Tengo una junta muy importante y no quería ensuciar los pantalones en el camino”.
“Me asaltaron. ¡Unos ladrones de pantalones andan sueltos!”.
“Es que no había tenido chance de presumir mi regalo de Navidad”.
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