La Condesa, sus empresarios y sus habitantes, son desde hace un par de años víctimas de la extorsión, del narcomenudeo y los homicidios. El barrio que de día es un paraíso culinario e inmobiliario, de noche se convierte en un lugar en el que es común el cobro de piso, las ejecuciones y la venta de drogas.
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“Saludos desde la calle Mexicali en la Condesa, que amaneció con una bonita balacera. Los peritos se acaban de retirar”, escribió un vecino en su cuenta de Twitter la mañana del domingo 17 de enero.
Se refería a la balacera en la que tres personas resultaron heridas –una de gravedad por un disparo en el rostro– durante la madrugada afuera del Dussel Club, ubicado en Saltillo casi esquina con Campeche, al que habitantes de la zona habían denunciado bajo sospechas de que funcionaba como after.
Las sospechas no estaban infundadas. En abril del 2014, el bar Dussel fue clausurado por el Instituto de Verificación Administrativa, debido a presuntas irregularidades en su operación.
Las primeras indagatorias arrojan que David Sánchez Cisneros, de 37 años y Roberto Carlos Lucio Torres, de 21, acudieron al establecimiento para entregar al encargado la cuenta de otro bar, en la Narvarte.
Cuando las tres personas estaban hablando afuera del antro, dos sujetos en una motocicleta amarilla les dispararon en repetidas ocasiones. David recibió un tiro en el tórax del lado izquierdo, con orificio de entrada y salida, mientras que Roberto Carlos, un disparo en el abdomen. La tercera persona, el encargado, fue quien recibió el balazo en el rostro.
El crimen no descansa
Sin embargo, esta no es la primera vez que las balas se escuchan en el barrio donde los habitantes pagan rentas superiores a los 15 mil pesos mensuales por un cuarto y donde los departamentos se cotizan hasta en 33 mil pesos el metro cuadrado.
La madrugada del 28 de junio de 2015, Marco Antonio Cardona Utrilla, de 45 años, dueño del bar Life, fue ejecutado cuando circulaba en su auto Mini Cooper sobre la calle Alfonso Reyes y Saltillo.
Según las declaraciones de la que entonces se identificó como su pareja sentimental y lo acompañaba en el momento del ataque –una mujer de origen cubano quien después ya no pudo ser localizada–, fue un hombre vestido de negro el que se acercó a auto y disparó contra Marco Antonio.
El hermano de Cardona Utrilla aseguró que, por sus actividades y negocios, el empresario era blanco de extorsionadores que en diversas ocasiones le exigieron dinero a cambio de protección.
Marco Antonio también era dueño de la empresa Compucity y, de acuerdo con fuentes cercanas, tenía contratos con gobiernos perredistas de la capital.
Antes del asesinato del dueño del bar Life, otro empresario fue víctima de una extorsión que denunció ante la Fiscalía Antisecuestros. En la indagatoria FAS/T3/34/15-02, el quejoso afirmó que semanalmente tenía que pagar cinco mil pesos, aparte de que era obligado a vender drogas en el establecimiento.
El empresario también afirmó que en octubre de 2014 fue amenazado de muerte por uno de los líderes del grupo conocido como La Unión de Tepito, el mismo que estuvo involucrado en la desaparición de una docena de jóvenes del bar Heaven, en la Zona Rosa…