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La pesadilla de ser "negro" en la India

La reciente redada nocturna en casa de subsaharianos en Nueva Delhi, liderada por un miembro del Gobierno capitalino y sin permiso judicial, ha destapado la discriminación y prejuicios que existen en la India hacia la comunidad negra.

“Para mí es muy difícil vivir en la India porque somos negros. Cuando alguien te ve en la calle te tira piedras o si sales después de las 8 de la tarde es complicado, además las mujeres negras son acosadas”, explica a Efe Mek, un estudiante nigeriano.

“¿Por qué sucede? No lo sé. En mi país le preguntamos (a la numerosa inmigración india) si es difícil para ellos vivir en Nigeria y responden que no. ¿Por qué para nosotros sí es difícil vivir aquí?”, se pregunta.

El relato de Mek, que estudia dirección de empresas en la capital india, se repite con frecuencia entre las personas de raza negra que se atreven a hablar, pues desde la redada nocturna del pasado 15 de enero lo que predomina es el silencio.

Esa noche, el exconcejal de Justicia del Gobierno de Nueva Delhi Somnath Bharti se dirigió acompañado de la Policía y de las cámaras de televisión a un barrio de la capital con importante emigración subsahariana, a los que acusaba de tráfico de drogas y prostitución.

Sin embargo, cuando Bharti pidió a los policías que entraran en una de las casas, estos se negaron al no disponer de una orden judicial, por lo que el exconcejal, acompañado de algunos seguidores y vecinos del barrio, actuó por su cuenta.

Bharti, al frente de la turba, obligó a cuatro ugandesas a acudir al hospital para que se hicieran un test por consumo de drogas -que luego daría negativo-, e incluso a una de ellas “la obligaron a orinar en público”, según el abogado de las víctimas, Harish Salve.

El relato de una de las subsaharianas va más allá.

“Ninguno de ellos llevaba uniforme. Nos golpearon, me golpearon en el ojo, en todos lados… Pensé que iban a matarme. Después de eso me llevaron a la Policía, aunque ellos se portaron muy bien conmigo”, aseguró una de las ugandesas al canal indio NDTV.

La percepción de los negros como alborotadores, proxenetas y traficantes de drogas parece generalizada en barrios delhíes como Krishna Park, en el que existe una importante comunidad de nigerianos.

“Salen en grupo y pasean hasta la madrugada, pero la policía no hace nada. Sentimos que somos nosotros los que vivimos en Nigeria y no al revés. Les tememos”, dice Anil Kumar, de 51 años, acompañado de su perro, del que afirma orgulloso que “solo ladra” a los negros.

Vijay Sharma, de 54 años, protesta junto a otras vecinas del barrio que se siente escandalizada por cómo visten las nigerianas, “si se tiene en cuanta la gente que vive aquí”, y añade que a estos no les importa hacer barullo a pesar de que la gente duerma.

“¡Comen hasta los perros de la calle!”, sentencia una de las mujeres que acompañan a Sharma.

El conocido periodista indio Karan Thapar reconocía en un artículo reciente en el diario Hindustan Times que “la triste pero inexorable verdad es que (los indios) somos culpables de ser racistas, no siempre, pero muy a menudo, no todos, pero demasiados”.

“El maltrato al que sometemos a los africanos es producto de nuestra actitud hacia el color. No nos gustan los que son más oscuros que nosotros, mientras anhelamos una piel más clara”, señala Thapar, que dirige un programa de entrevistas en televisión.

En la obra “La India, retrato de una sociedad”, del afamado psicoanalista Sudhir Kakar y de la antropóloga Katharina Kakar, basan esa obsesión por los oscuro en el sistema de castas, en la que “un brahmán será más claro que un intocable”.

“Hay pruebas por doquier de esa preferencia panindia por la piel clara y el menosprecio, que roza el desprecio, a los de piel oscura. (…) Un africano de piel oscura recibirá por lo general un trato condescendiente y será incluso sometido al ridículo”, sentencian.

Kim Barringhton Narisetti, una editora afroamericana que vive en Nueva Delhi, expresaba en un artículo en el diario indio The Economic Times los continuos ataques y burlas que padece motivados por el color de su piel.

“Un niño de unos 8 años me tiró una piedra y me hubiera quitado un ojo si no llevara gafas de sol. (…) Otro día, en un hotel, un niño saltaba y hacía gestos imitando a un mono mientras nos señalaba (a ella y su hija) y sus padres reían”, desvela en la nota.

Hoy, 1 de marzo, ha sido declarado por la ONU el primer día internacional contra la discriminación, “una violación de los derechos humanos que es ilegal, inmoral, hiriente y deshumanizante; sea por raza, religión, nacionalidad, orientación sexual…”.

Gbonose, que se dedica a la venta de ropa típica de Nigeria en Nueva Delhi, es claro en ese sentido.

“Nos llaman monos. (…) El único problema que tenemos aquí es el de la discriminación”, explica el joven nigeriano mientras le observan impávidos un grupo de indios.  

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