Este fin de semana aparecieron una serie de imágenes en redes sociales que causaron polémica: detenidos esposados y encadenados en la Dirección de Seguridad Pública de San Luis de la Paz, Guanajuato.
La Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato abrió una investigación contra el ayuntamiento priista por “tratos crueles, inhumanos y denigrantes” y el director de la Policía local, Gerardo Rodríguez Trejo, fue cesado.
Los detenidos por faltas administrativas fueron encadenados con el argumento de que no se hicieran daño o no vayan a atentar contra sus vidas, como ya pasó en otras ocasiones.
A partir de esta información, cabe señalar que en enero de 2014, Human Rights Watch presentó un análisis sobre la tortura en México, como una práctica común para “obtener información y confesiones bajo coacción”.
Las “torturas” se aplicaban desde el momento mismo de la detención arbitraria hasta el momento en el que fueron presentados ante los agentes del Ministerio Público. El informe detallaba que los arrestados eran mantenidos a menudo incomunicados en bases militares o centros clandestinos.
Las tácticas de tortura más usadas en México son:
1.- Golpizas
2.- Simulacros de ahogamiento
3.- Descargas eléctricas
4.- Tortura sexual
En septiembre de 2014, Amnistía Internacional, en su reporte Fuera de Control, afirmaba que la tortura y los malos tratos son “persistentes” y “desempeñan un papel central en las actuaciones policiales y las operaciones de seguridad pública de las fuerzas militares y policiales en México”. En general, se usa para obtener confesiones y testimonios.
Amnistia enumeró los métodos de tortura más habituales:
1.- Golpes con puños, botas, culatas de fusiles y palos
2.- Amenazas contra familias de detenidos
3.- Descargas eléctricas en los genitales
4.- Semiasfixia con bolsas de plástico
5.- Violación y otras formas de abuso sexual
EL CASO DE LOS ALACRANES
En una nota publicada en 2013, Publimetro consignó que la Policía Ministerial de Nuevo León usó alacranes para obtener confesiones. También usaban la asfixia, toques eléctricos, vendas en los ojos, quemaduras en diversas partes del cuerpo y los genitales, esposas en pies y tobillos, y nuevas modalidades como el uso de alacranes “para sacar verdades”.
Estos actos de tortura estaban asentados en los expedientes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en los que presuntas víctimas se quejaban de actos crueles e inhumanos por agentes ministeriales.
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