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Hojas amarillentas y resquebrajadas mantienen plasmadas entre sus líneas manuscritas los diversos instantes que desde 1859 han forjado parte de la historia de México.
La muerte de su creador, Benito Juárez; la equivocación que llevó a uno de sus jueces a nombrar Inocencio al presidente Francisco I. Madero, son algunos de los momentos que quedaron asentados en las actas que resguardan los pasillos del Registro Civil del Distrito Federal.
“De 1861 a 1900 los libros no están tan dañados sino que a partir de los 20´s, 30´s, 60´s, 70´s, la calidad del papel fue menor y los libros están más dañados” apunta una de las restauradoras, Patricia García.
Inmersiones en soluciones de hidróxido de calcio para estabilizar el pH, encintado con tisú y laminado, son algunas de las técnicas que emplea la ingeniera química para permitir que estos libros se preserven para la posteridad.
DETALLES
Así preserva las fojas (hojas) que contienen documentos únicos, como aquel que da fe del enlace matrimonial entre Porfirio Díaz con Carmen Romero y Castillo en 1881, cuya caligrafía realza la importancia de este personaje.
“Dependiendo del tipo de madera (con que esté hecho) es la calidad del papel que tiene una sustancia llamada lignina; entre mas lignina se tiene, menor es la calidad del papel”, resalta a Notimex la restauradora.
De manera que la lignina acidifica el papel haciéndolo quebradizo, lo que le sucedió al acta de nacimiento del premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, que se mantiene en diminutos pedazos.
“Primero tenemos que ver que tantos pedacitos tenemos, después de eso, pongo todos los pedacitos que encuentro y veo de que acta son, me tengo que fijar en todas las actas del libro. Entonces voy armando poco a poco, como un rompecabezas”, destaca la encargada de esta tarea, Brenda Liliana González
Otros representantes del arte en México también se encuentran inmortalizados en el Registro Civil como Frida Kahlo, quien dejó de existir a los 47 años y en cuya acta de defunción quedó asentada su “ocupación”: pintora.
Además se mantiene vivo el recuerdo de quien fuera su marido, Diego Rivera, quien también fungió como testigo en la boda de la “actriz” María Félix y el “artista” Jorge Negrete, tal como aparece en el acta de matrimonio del 18 de octubre de 1952, en donde el pintor firmó de la misma manera que lo hacía en sus cuadros.
También se encuentran las actas de defunción de Agustín Lara, del presidente Lázaro Cárdenas, de José María Pino Suárez y del escritor Gabriel García Márquez, junto con las actas de matrimonio de Miguel Ernesto “el Piojo” Herrera, o de Luis Donaldo Colosio.
Así como las actas de nacimiento de Hilda Beatriz Guevara, hija de Ernesto “el Che” Guevara, y del ex campeón mundial de box, Guadalupe Pintor.
RESTAURACIÓN
Para restaurar “un libro completo depende del daño, son de 200 a 400 fojas que contiene, si el daño no es mucho en 15 días lo restauramos pero si es mucho pueden ser hasta seis meses”, comentaron las especialistas.
Actualmente el organismo aprovecha las ventajas que ofrecen los adelantos tecnológicos, digitalizando todos sus archivos, evitando así cada vez más la manipulación directa de los libros para su preservación.
En esta administración “es un proceso que continuamos y estamos a punto de concluir la última etapa de digitalización de actas de nacimiento”, afirma el subdirector de Servicios al Público, José Antonio Roa Flores.
Para este proceso se utilizan fotografías de alta calidad, a diferencia de lo que se hace en otras entidades que emplean un “escáner”, para evitar al máximo el maltrato de los libros, explicó el funcionario.
Finalmente agregó que otra de las ventajas de la tecnología es contar con un “sistema espejo” en otro punto de la ciudad de México de manera tal que si un sismo llega a dañar la estructura del inmueble, el banco de datos se preserva en otro lugar.
El consejero jurídico del gobierno capitalino, José Ramón Amieva, destacó en su momento que el Registro Civil ya ha digitalización más de 28 millones de actas. “Si fuéramos nosotros a formar el acervo, abarcaría más de 32 mil metros lineales”.
En el Distrito Federal la función registral se instituyó en 1861, cuando Manuel Blanco, gobernador de la capital, puso en vigencia las Leyes de Reforma y con fecha 11 de abril de ese mismo año se acuerda que se exonere a los curas de rendir el informe de nacidos, casados y muertos al Supremo Gobierno.
Ubicadas en la avenida Arcos de Belén, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, las oficinas del Registro Civil fueron inauguradas en 1963 por el entonces presidente Adolfo López Mateos. El primer registro es del 27 de marzo de 1861 y corresponde al nacimiento del niño Manuel María.
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