Miles de personas tenían previsto marchar el domingo en varias ciudades de todo Estados Unidos, no solo para reclamar los derechos de los trabajadores, sino también de los migrantes, en medio de una retórica electoral atizada por la enconada lucha por las primarias y en la que ven indicios de intolerancia.
Había actos previstos en ciudades como Nueva York y Los Ángeles para reclamar mejores salarios para los trabajadores, el final de las deportaciones y apoyo al plan del gobierno Obama de conceder permisos de trabajo a migrantes que están en el país sin permiso de residencia, pero con hijos que tienen la ciudadanía estadounidense.
Los organizadores informaron que también hablarán en contra de la retórica agresiva contra los migrantes, trabajadores y mujeres, después de las declaraciones del favorito de las primarias republicanas, Donald Trump. Trump ha pedido que se construya un muro en la frontera con México y denostado a la aspirante demócrata Hillary Clinton por jugar la «carta de ser mujer».
«Además de luchar por los derechos de los trabajadores, peleamos por nuestra dignidad en esta ocasión, nuestro respeto a nosotros mismos», dijo Jorge-Mario Cabrera, portavoz de la Coalition for Humane Immigrant Rights of Los Angeles (CHIRLA, por sus siglas en inglés).
«Desde luego instamos a la gente a prestar atención a lo que vemos, lo que oímos, y a que se representen a ellos mismos y a sus familias —tanto si pueden votar como si no— y decir: ‘No somos los violadores. No somos los criminales de los que usted hablar. Y somos bastante buenos para este país»’, afirmó Cabrera.
Trump dice que no es racista ni antiinmigrantes, y que sólo quiere que Estados Unidos detenga la inmigración ilegal y controle sus fronteras.
En todo el mundo, los sindicatos han desfilado de forma tradicional el 1 de mayo en defensa de los derechos de los trabajadores. En Estados Unidos, los actos se han convertido en una ocasión de reivindicación para migrantes y sus defensores, desde las manifestaciones masivas de 2006 contra una propuesta de ley migratoria.
La asistencia a las marchas ha disminuido en varias ciudades en los últimos años, pero la tradición se ha mantenido.
El domingo se esperaban grandes manifestaciones en Portland, Oregon, y Seattle, donde 16 personas fueron detenidas en la marcha del año pasada. También había congregaciones previstas en Cleveland, Miami, San Francisco y Oakland, California.
«El efecto Trump ha tomado los medios y silenciado nuestras voces», afirmó Tomas Kennedy, organizador de la marcha en Miami, en un comunicado. «Es hora de alzarnos contra la actual amenaza a la democracia, la libertad, los derechos humanos, la igualdad y el bienestar de nuestro país y toda nuestra gente».
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