Francisco llegó a Río de Janeiro este lunes, tras unas doce horas de viaje desde Roma, y luego recorrió las principales calles de la ciudad en medio de fervientes multitudes de jóvenes que se agolparon para verle.
Hizo un primer trayecto entre el aeropuerto y el centro de la ciudad en un automóvil cerrado, pero abrió la ventanilla para saludar a los fieles, que llegaron a arremolinarse alrededor del vehículo y frenaron la comitiva durante algunos minutos.
Un error en el trayecto hizo que el automóvil del Papa quedase atrapado en un atasco, que los jóvenes de decenas de países que se han concentrado en Río de Janeiro para la JMJ aprovecharon para acercarse y hasta tocar a Francisco, en medio de la desesperación de su equipo de seguridad.
Luego, hizo un corto paseo en un “Papamóvil” traído desde Roma para la ocasión y finalmente fue recibido por la jefa de Estado, Dilma Rousseff, y decenas de autoridades nacionales y regionales.
El ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, admitió que el Papa Francisco quedó atrapado en uno de los atascos propios de la capital fluminense debido a un “error” en el trayecto, por el cual su comitiva demoró casi quince minutos para recorrer unos 500 metros en pleno centro carioca.
Aunque se vivieron momentos de tensión y se llegó a temer por la seguridad del pontífice, el portavoz vaticano, Federico Lombardo, le restó importancia al hecho.
Según Lombardo, ese “error” permitió comprobar el entusiasmo de los jóvenes con Francisco, sobre quien aseguró que estuvo “muy tranquilo, feliz y cordial” y que los remolinos de personas en torno a su automóvil fueron “momentos de felicidad”.
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