Las barras bravas argentinas son el modelo a seguir de sus pares en el resto de Latinoamérica (incluyendo Brasil para sorpresa de muchos), y si bien existen muchas similitudes a partir de su concepto rector del “aguante“, hay varias diferencias importantes entre las barras argentinas y las mexicanas.
Estas son algunas de ellas, a propósito de los incidentes en el Estadio Jalisco:
1.- Antigüedad
En Argentina, las barras se consolidan después de la última dictadura (principios de los 80), cuando empiezan a darse relaciones clandestinas entre líderes de las hinchadas con directivos y políticos, señala el sociólogo Pablo Alabarces.
En México, el fenómeno es más reciente. La barra ‘Ultratuza’ (después transformada en la mexicanizada ‘Ola Tuza’) presume ser la primera en 1996. Se responsabiliza a Andrés Fassi de la creación de las barras en México pero con o sin él, éstas habrían llegado a causa de la globalización.
2.- Relaciones con la política
En Argentina, el vínculo entre barras y políticos (sin olvidar a funcionarios de la Policía) se consolidó desde sus inicios. Hoy los barrabravas tienen amigos poderosos y su participación en la política puede ir desde ser “acarreados” en eventos hasta fungir como grupos de choque.
En cambio, en México no hay evidencia de que las barras tengan relación estrecha directa (y constante) con entidades políticas o funcionarios.
3.- El barrabrava como celebridad
Barrabravas como Rafael Di Zeo o recientemente ‘Bebote’ Álvarez son muy conocidos en Argentina debido a que los medios les dan un buen seguimiento y hasta portadas de sus publicaciones como si fueran celebridades en algunos casos.
Ser barrabrava da prestigio no sólo barrial sino mediático en Argentina, mientras que en México los medios no manejan nombres o apellidos de los líderes. “El Nariz” de Pumas suele ser mencionado pero no al nivel de lo que pasa en Sudamérica.
4.- “Apretar” a jugadores y técnicos
El nivel de violencia y poder de las barras argentinas permite que cualquier día puedan invadir las instalaciones de un club y pedir la renuncia de técnicos o “apretar” a jugadores y directivos; pedirles dinero o sugerir quién debe jugar y quién no, sin olvidar amenazas por otras vías.
Ese tipo de situaciones no se ven en México. Claro que las barras bravas pueden intimidar y meter presión pero a la distancia; su poder no alcanza para influir en decisiones internas de los clubes.
5.- Organizaciones contra la violencia
Décadas de violencia en el futbol argentino han fomentado el surgimiento de organizaciones de la sociedad civil sobre este problema, el cual por cierto no tiene que ver sólo con las barras. Entidades como Movimiento Fútbol en Paz y Salvemos al Fútbol son algunas de las ONGs que denuncian la violencia y corrupción en el futbol, tenga o no que ver con las barras.
Otra diferencia es que en Argentina cuentan a sus muertos por el futbol, que son cerca de 300. Los fallecimientos suelen ser por enfrentamientos con la policía, malas condiciones de estadios y peleas por intereses internos de las barras.
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