Desde temprano la afición cementera se dio cita en el Estadio Azul para salir en caravana rumbo al Estadio Azteca, donde América recibió a Cruz Azul en una edición más del Clásico Joven.
La entrada de la afición celeste se dio en perfecto orden, las autoridades se cercioraron de que así fuera y sin mayor contratiempo los seguidores de la Máquina ingresaron antes de las 17:00 horas al coloso de Santa Úrsula.
Ya adentro, el equipo de La Noria se fue al frente de inmediato, pero los de Copa no tardaron en darle la vuelta al marcador, aún así, la afición del cuadro dirigido por Tomás Boy se hizo sentir como si estuviera en casa.
El grito de «Azul, Azul» no pudo ser callado ni por el sonido local que intentaba opacarlo con el tradicional «América, Águilas».
Con la fidelidad que caracteriza a los que portan la camiseta cementera, alentaron hasta el último minuto, sin que la porra local pudiera hacer mucho por hacer saber a su equipo que esta tarde se encontraba en casa.
Como recompensa, el agónico golazo que Joao Rojas se anotó para el empate 3-3 que hizo estallar las tribunas que se volvieron a pintar de azul, como en cada visita de La Máquina a la cancha en la que parece seguir siendo local, como en las viejas glorias.
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