Esteban Gutiérrez se antoja persona de costumbres y es por ello que, unido a su acentuado sentido de la responsabilidad como piloto de Fórmula Uno, se mantiene fiel a su liturgia de echarse una siesta antes de cada de carrera.
“Sí, duermo unos 15 minutos, y eso me relaja”, específica el joven de 22 años de Monterrey, México, que representará al equipo suizo Sauber este domingo en el Circuito de Barcelona-Catalunya por segundo año consecutivo.
El dato de los 15 minutos no se antoja casual en un tipo tan minucioso como Gutiérrez, capaz de recordar al detalle cada uno de sus 23 Grandes Premios disputados hasta la fecha y habituado a pensar a fondo sus respuestas antes de expresar su opinión.
“Ser piloto de Fórmula Uno implica una disciplina y entrega extremas. Tienes un compromiso público tan grande que necesitas realmente sacrificarte mucho. Todo el mundo lo ve como increíble, como un mundo de glamour. Y sí, es una experiencia padrísima, pero también tiene su lado de trabajo duro y hay que valorarlo”, subraya el regiomontano desde la concurrida caravana de Sauber en Montmeló.
En su segunda temporada al volante de un monoplaza, Gutiérrez se siente dichoso pese a las numerosas renuncias que acarrean su condición de piloto de élite y que no se han traducido precisamente en grandes resultados: apenas suma seis puntos en una temporada y cuatro grandes premios de la actual, en que continúa pendiente de estrenar su casillero.
“En lo general lo estoy disfrutando. Mi principal satisfacción es estar seguro de que di toda mi entrega y esfuerzo, independientemente de los resultados. Creo que mucha gente dentro y fuera del equipo lo aprecia. Sigo con la misma actitud, porque sé que, cuando tenga las herramientas, ya sea en este o un equipo diferente, se verá reflejado. Quiero ser un piloto muy completo”, afirma sonriente, y a la vez con total seriedad.
Ese equilibrio resulta a menudo de lo más complicado en el voraz mundo de la F1, donde el instinto asesino se aplaude sobre el asfalto pero no tanto en el paddock. Gutiérrez, con su aspecto aniñado y trato cercano, transita ágilmente esa cornisa, restando dramatismo a situaciones adversas pero no trascendencia. Su método, ya exhibido a conciencia en su campaña de novato, es simple: ver, escuchar, analizar, comprender, reaccionar.
“Preparamos a Esteban desde que estaba en GP3. Tiene mucho talento pero sabe que necesita trabajar mucho y está dispuesto a ello”, revela Monisha Kaltenborn, jefe de filas de Sauber. “Nos lo ha demostrado repetidamente: es muy disciplinado y aprende de sus errores. El año pasado fue muy duro para él, pero lo que muchos no vieron desde fuera es el gran trabajo que hizo en la puesta a punto del coche. La progresión que tuvimos fue en gran parte gracias a su aportación, lo cual es muy destacable”.
Pero, pese a ser designado Mejor Novato del Año en 2013, a nadie escapa que Gutiérrez debe mejorar sus prestaciones en 2014 si quiere seguir pilotando un monoplaza la temporada siguiente.
El 16to lugar final del pasado curso, con seis unidades logradas en Japón, único Gran Premio en que puntuó, aspira a ser mejorado tanto por el propio protagonista como los responsables de la escudería.
“Siempre hay que tener una actitud de confianza y seguridad, pero el primer año es inevitable que acuses la inexperiencia y cometas errores. Y más en mi posición, en que me tocó un coequipero muy duro como Nico Hulkenberg. Cuando empiezas, muchas veces no entiendes lo que le pasa al coche ni los términos mecánicos. Una vez familiarizado desde la raíz, la diferencia es muy grande. En mi segundo año tengo nuevas metas y objetivos, con mayor seguridad y mejor comunicación con el equipo”, pondera Gutiérrez.
Desde los inicios, el mexicano sintió la presión por parte la cúpula de Sauber, aunque tampoco exenta de refuerzo positivo.
“Se trata un piloto muy inteligente, que se ha adaptado muy bien a la Fórmula Uno y es una lástima que no siempre se haya reflejado en sus resultados. Esta temporada se ha enfrentado a retos muy importantes y deseo y espero ver su mejor versión. Sólo le falta experiencia. Él es muy estratégico y sabe valorar cuando tiene que forzar la máquina o conviene más levantar el pie del pedal”, especifica Kaltenborn.
Y siente el respaldo Gutiérrez: “No es fácil para un equipo con tantos patrocinadores, pero recibí también apoyo y me dieron espacio suficiente como para cometer errores. Sigo aquí como uno de los pilotos principales”, subraya.
Si un circuito puede ejercer de punto de inflexión para el regiomontano, ese es Barcelona, donde el año pasado logró la vuelta más rápida y estuvo liderando largo rato la carrera antes de caer al undécimo lugar, a solo un puesto de los puntos.
“Es el mejor recuerdo que tengo de 2013. Me encanta correr aquí porque es el inicio de la temporada europea y puedes probar las novedades del coche. Por lo regular hay buen el clima y un gran ambiente, la configuración de la pista también es muy interesante”, expone.
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