Irán y Nigeria firmaron el primer empate del Mundial en el peor partido hasta el momento. Ambas selecciones del grupo F empataron 0-0 en un encuentro de pocas llegadas.
Se enfrentaron dos selecciones que no ganan un partido mundialista desde 1998; 44 y 43 del ranking FIFA y eso se reflejó en la cancha, porque decepcionaron a casi 40 mil espectadores de la Arena da Baixada en Curitiba.
Nigeria comenzó un poco mejor y encontró un gol en un tiro de esquina pero este fue anulada por una falta de Obi Mikel sobre el portero iraní Haghighi-Heydari en el salto.
Ni Ahmed Musa ni Victor Moses, los teóricos puñales por las bandas del cuadro de Stephen Keshi, pudieron hacer valer su velocidad y Emmanuel Emenike estuvo muy solo en punta.
Y eso que las Super Águilas Verdes tuvieron una doble ocasión nada más comenzar el partido gracias al esfuerzo de Emenike. Pero fue simplemente un espejismo. Sin precisión en el pase ni buenas combinaciones, el trabajo de los iraníes atrás les permitió crecer en confianza.
De hecho, hasta el conjunto asiático, al que le costaba un mundo aproximarse con peligro al área nigeriano, gozó de la mejor ocasión de gol en un saque de esquina que remató su delantero y hombre más peligroso, Reza Ghooichanejhad, pero se encontró con la buena intervención del portero Vincent Enyeama.
Stephen Keshi, quien se vio obligado a cambiar a la media hora por lesión al defensa Godfrey Oboabona y dar entrada a Joseph Yobo, no lo dudó en la reanudación y a los 52 minutos sacó del campo a un anulado Moses y se decantó por la veteranía y la experiencia de Shola Ameobi.
No le dio sus frutos y a los 69 minutos buscó otras soluciones con Peter Odemwingie, quien reemplazó a Azeez. Tampoco las encontró porque a fe en su trabajo pocos ganan a los iraníes.
Perfectamente ubicados sus jugadores en su campo, los pupilos de Queiroz fueron inabordables para Nigeria y, a la vez, incluso volvieron a inquietar en ataque, aunque sin pólvora en el remate.
Irán avisó a Argentina y Bosnia de que será más que complicado hacerle un gol, en tanto que los nigerianos, que acosaron con más intención al final, están obligados a mejorar su prestación.