Cada año, WWE presenta a sus más grandes estrellas en Wrestlemania y busca así formar una cartelera que ofrezca combates de ensueño y que llene las expectativas de la exigente afición de todos los rincones del mundo que se da cita; sin embargo, para la edición 32 de la llamada «Vitrina de los Inmortales», la compañía se encontró con un auténtico hospital.
Un deporte como la lucha libre, con importantes riesgos físicos, pero parece que en esta ocasión el precio ha sido sumamente alto, ya que algunos de los nombres más importantes dentro de la empresa propiedad de la familia McMahon no podrán subir al cuadrilátero este domingo en el AT&T Stadium.
Seth Rollins tuvo que dejar vacante su Título Mundial de WWE por una lesión de rodilla en un combate ante Kane hacia finales del 2015 y su regreso se espera hasta el verano, misma época en la que se supone volverá John Cena, quien está fuera de circulación por una lesión en el hombro.
Randy Orton, otras de las máximas superestrellas, ha batallado históricamente con problemas en el hombro y esa situación lo marginará de WM32.
Sting, quien será ingresado al Salón de la Fama de WWE la noche previa a Wrestlemania, padece de una lesión importante en el cuello, misma que ha desatado múltiples especulaciones sobre su posible retiro de los cuadriláteros.
Entre el resto de los gladiadores descartados para el magno evento están Neville, Luke Harper, Cesaro y Nikki Bella; esta plaga de contratiempos es una de las razones por la que los altos ejecutivos decidieron apostar por el regreso de Shane McMahon para protagonizar uno de los eventos estelares de la velada ante The Undertaker.