Miguel Herrera desveló que ocupa sus noches previas a los partidos en busca de frases que estimulen, de estrategia de motivación nuevas que incentiven a sus jugadores, ahora en octavos de final.
Es Herrera la nueva esperanza del fútbol mexicano. El hombre sobre el que pesa la responsabilidad de hacer historia. De atravesar por fin el tramo de octavos. Esa losa que termina por echar para atrás cada esperanza azteca.
A excepción de las dos ocasiones en las que México fue anfitrión, en 1970 y 1986, nunca llegó a cuartos de final. Ahora, por sexta ocasión segunda en los últimas ediciones vuelve a encontrarse en la frontera.
“En otras ediciones nos faltó ideas, sorprender al rival, actitud. Muchas cosas que pudimos ver como aficionados faltaron. A excepción de Alemania 2006, donde fuimos superiores a Argentina y quedamos fuera injustamente, por un gol que no es normal que entre. Eso fue una desgracia pero en otras faltaron cosas. Eso no sucederá a mi equipo porque tenemos esencia”, reconoció y asumió Herrera.
Es Miguel Herrera aire fresco en los banquillos de Brasil 2014. Un hombre que vive con intensidad cada acción, cada jugada. Un volcán en la banda. Ante la protesta, ante la contrariedad. Pero sobre todo con el gol.
Nada que ver al lado de la banda, en las proximidades del banco con el talante afable que mima a sus jugadores en cada sesión o con la cercanía y la llaneza que muestra con los medios. ‘El Piojo’ se transforma en cuanto el balón echa a rodar. El espectáculo al otro lado del Mundial.
Reposa Herrera y cavila cada acción. El preparador de México medita movimientos y calcula también actos. Desveló antes de la cita con Holanda que las charlas, intensas, alentadoras antes de los partidos forman parte también del cálculo. De recuerdos anteriores. Ejemplos tomados de personajes pasados.
“Por la noche reflexiono en qué decir para que salgan con toda la motivación y las señales para ganar el partido y para que desde el principio busquemos el balón para ganar. En la noche antes busco frases que antes oí o formas para incentivarles”, desveló Miguel Herrera. La única baza que se guarda. El único gesto contenido.
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