El FC Barcelona se hizo con una trabajada victoria contra el Atlético de Madrid (2-1), al que remontó un 0-1, y se queda sólo en lo alto de la Liga, a falta de disputar aún un partido aplazado que tiene en el campo del Sporting.
La hazaña que había logrado el Atlético, de mantenerle el tipo al Barça en la clasificación y desdibujarlo hasta la media hora en el Camp Nou, acabó en una tragedia para los de Diego Pablo Simeone, ya que en los pocos errores que cometieron se vieron remontados (2-1), Filipe Luis fue expulsado en la última acción de la primera parte, Godín también acabó expulsado por doble amarilla, y cuando las cosas no le podía ir peor, el recién fichado Augusto debió abandonar el partido por una lesión en la rodilla.
Con esta victoria, el Barça abre una brecha de tres puntos en lo alto de la clasificación y con el partido pendiente en el Molinón, que de ganarlo pondría la Liga con el equipo azulgrana con seis puntos más la diferencia de goles respecto a los atléticos.
El partido ofreció una primera parte de lujo en el Camp Nou, con dos equipos poniendo sobre el tapete lo mejor de su fútbol: el Barça, con su tridente demoledor, y el Atlético, con un magisterio de cómo defender a uno de los rivales más temibles que hay en el planeta.
Al Atlético le salió un buen rato de fútbol en el que bajó los humos a su rival, fue solidario y disciplinado, y con el gol de Koke envió un mensaje contundente al Camp Nou, porque iba a poner muy cara la victoria azulgrana.
Fue el equipo de Simeone el más serio en el arranque del partido, pero al final del primer acto, tras unos minutos brillantes del Barça a la media hora, que le dieron el vuelco al marcador, y una entrada durísima de Filipe Luis a Messi, que le valió la roja directa, el Atlético se retiró al vestuario sin saber cómo se le había escapado de las manos el tesoro que había cogido momentáneamente.
Al Barça le costó una eternidad sacar en balón cada vez que Bravo o Piqué se disponían a tirar al equipo azulgrana hacia arriba. Allí estaba Griezmann en posición de ariete para incordiar, y una línea a cuatro jugadores (Carrasco, Gabi, Saúl y Koke) para no dejar pasar ni el aire. Con esta situación, Iniesta, Rakitic y Sergio Busquets se las vieron y desearon para tocar un balón con dignidad. Delante, Neymar, Suárez y Messi ni la olían.
La primera del Atlético la tuvo en el minuto 3, con un fuerte disparo de Saúl que Bravo, a brazo cambiado, realizó una palomita para sacarse el balón.
Antes del 10, un centro de Saúl al que Griezmann no llegó, se encontró con Koke libre de marcaje y con el disparo franco: el madrileño remató al fondo de las mallas (0-1). Un gol muy dañino para un Barça que no tenía ni idea de cómo llevar, ni que fuese de rebote, el balón a las inmediaciones de Oblak.
Al cuarto de hora, el equipo de Luis Enrique trazó una acción que tuvo a Messi enviando un balón alto a Neymar, que cortó un Godín muy atento echándose al suelo.
El Atlético mandaba y era superior hasta que en una acción en el 20, con los azulgrana descentrados, y con la mirada en un Neymar que no se sacaba la cojera de encima, tuvo en Augusto la opción de un segundo gol, cuando en disparo claro, al que no entró Busquets, se fue ligeramente desviado.
El Barcelona aterrizó a la media hora, cuando encadenó una serie de acciones de mérito, que empezaron con un remate a la media vuelta de Suárez, que Oblak desvió, y que culminó Messi, en el 31, con un tanto tras recibir de Alba un pase preciso, después de que el catalán tuviese la pausa para levantar la cabeza y ver al argentino con la caña a punto (1-1).
El Barcelona había logrado lo que parecía imposible, como era marcarle un gol al Atlético. Remató la faena el equipo catalán con un pase largo de Alves a Suárez, éste aguantó el empuje de Giménez y cuando se puso a tiro la portería envió un duro disparo que acabó con el balón transformado en gol, tras pasar por debajo de las piernas de Oblak (2-1).
La última acción del primer acto, Messi controló un balón y a la media vuelta se encontró con una plancha en la rodilla de Filipe Luis, que acabó con el brasileño expulsado con roja directa y con los dos banquillos en pie ante el momento de tensión que se vivió por la durísima entrada.
La segunda parte arrancó con un Atlético diezmado y con la entrada de Gámez por Gabi. Al Barcelona le fue más plácido este acto, con un rival reculado y con muchos más espacio para pensar, mover y ocupar el campo sin tantos obstáculos.
Godín en el 53 se anticipó a una acción de Messi sobre Suárez, que hubiese dejado al ariete en una clara ocasión para el tercero del Barça. En el otro bando, Carrasco hizo una cabalgada en solitario hasta la cocina, que Piqué desbarató echándose al suelo.
El Atlético no tenía nada que perder y ante la falta de determinación azulgrana por la superioridad numérica, se echó adelante sin temor, hasta el punto de que en un centro por la derecha Griezmann conectó un preciso cabezazo que su excompañero en Real, Claudio Bravo, sacó el balón con el pie cuando se colaba al fondo de la portería.
El coraje que le estaba faltando al Barça para rematar el partido, le sobró al equipo de Simeone para irse arriba en busca del empate, pero en el 60 un exceso de contundencia, en una pelota que revestía poco peligro, Godín entró con todo a un balón dividido con Suárez y el central atlético vio la segunda amarilla y debió abandonar el campo.
La desgracia no se acabó aquí para el Atlético, que a la media hora perdió a Augusto por una lesión en la rodilla, tras la cual debió ser retirado del campo en camilla móvil.
El partido quedaba a placer de lo que dispusiera el Barcelona, ya que contra nueve el equipo de Luis Enrique se cosió el balón a los pies y no permitió casi ni una aproximación más hacia el área a Bravo.
Arda Turan, que había entrado en el campo para medirse a su exequipo, tuvo una buena oportunidad, igual que Messi en sendos disparos ajustados al palo.
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