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¡Selección Mexicana al diván!

En la opinión de la psicóloga Claudia Rivas

El partido de la noche triste… goleados, sin capacidad de reacción, humillados, dolidos, desconcertados, sólo para mencionar algunas de las situaciones que vivimos durante y después del partido de Copa América en contra a un ordenado, aguerrido y contundente Chile.

La pregunta que mucha gente comenzó a hacerse en redes sociales y directamente es ¿qué paso con la SÚPERSelección? en dónde se equivocaron las casas de apuestas que nos daban como favoritos para levantar la copa? Las apuestas –gracias Señor Tame por el dato– hubieran pagado 1 por 20 mil si acaso lo hubieran considerado… Lo que no hicieron, por supuesto: así de imposible era pensar en esa goleada.
A toro pasado, pero en un rincón del desván algunos teníamos desconfianza, reserva al menos, ante este furor “seleccionitis”, ya lo habíamos vivido, Argentina 78, decían, que seríamos campeones del mundo y nos llevamos sólo 6 de Alemania, una vez mas, ¿qué pasó?

Cuando un equipo pierde jamás existe una sóla explicación, el rostro confuso de Chicharito, Layún, la cara desencajada de Memo Ochoa, la debilidad en el lenguaje corporal de Osorio mostraban el estupor y la falta de respuestas ante una de las peores actuaciones del tricolor.

Más allá de los aspectos físico, técnico y tácticos que los expertos ya han analizado y sobreanalizado, el factor psicológico presente parte desde la falta de consistencia en una propuesta, un estilo.

La confianza es contagiosa así como la falta de confianza decía el coach Vince Lombardi, la confanza surge de lo predecible, en el deporte de lo entrenado, de la certeza en lo planificado, en lo conocido, así como la autoeficacia parte de un trabajo de entrenamiento controlado en donde cada quién conoce y ENTIENDE su rol dentro y fuera del terreno de juego, los jugadores ante tanto cambio pierden, de manera involuntaria y no reflexionada, sus focos de atención, sus parámetros de confianza y de predictibilidad. No señor Osorio, no es lo mismo trabajar en un club en donde tienes semana tras semana el mismo plantel y puedes trabajar reacciones o estrategias, al punto de que el jugador lo pueda repetir de manera predecible, controlada y automática: esto es una selección. Mas allá de que se conozcan, necesitan solidez y, de nuevo, certidumbre para arriesgar, lucha y competir.

Se veía venir como una enfermedad enmascarada por los resultados, pero sin la convicción en los rostros y actitudes de los jugadores. Para los más jóvenes el cambio constante y casi sin explicación genera distracción y falta de la percepción de autoeficacia necesaria para mantenerse compitiendo, son más frágiles que los veteranos, que estaban en la banca y, si bien es cierto que con un trabajo psicológico serio se puede acelerar la maduración de un jugador, sobretodo en la toma de decisiones, también es cierto que no puedes mandar a la guerra a los niños héroes sin fusil o darle la responsabilidad de cargar emocionalmente con un partido tan complicado a un grupo con jugadores de probada calidad, que aún no terminan de madurar.

Al final, la Soberbia es un enemigo invisible que nos consume, ya lo decía en la transmisión Francisco Javier González: soberbia es la actitud de creer que eres invencible SIN HACER LO NECESARIO  PARA CONSEGUIR EL OBJETIVO, SIN INVERTIR EN ESFUERZO, DECISIONES CORRECTAS, TRABAJOS INTELIGENTES.

Ahí quedan los números y el dolor, en un país ávido de buenas noticias GRACIAS CHECO PÉREZ porque estamos golpeados por todos lados, porque el grado de desesperanza e indefensión se huele por nuestras calles, porque la responsabilidad social de un deportista, técnico y dirigente deportivo es dar su 100. No siempre ganaremos, pero siempre se luchará. Y hoy Checo, tu actuación nos lo viene a reforzar.calladito conquista el podio kilómetro por kilómetro.

Aprender de esta derrota, aunque en lo personal a mí me gusta mas aprender de las victorias. A trabajar en recuperar la confianza “la moral” de equipo y recordarles a los integrantes directos de ésta selección, en todas las escalas jerárquicas: necesitan ponerse a trabajar para cumplir con los objetivos más valederos y que SÍ, sí afectan a millones de mexicanos, trascendiendo el egoísmo, la terquedad y la soberbia innecesaria en un momento donde todos necesitamos creer y construir una diferencia esperanzadora.

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