Tras el silbatazo final, Rakitic se dirigió a los vestidores, pero entonces un niño salió corriendo para abrazarlo. El croata se dejó consentir y caminó hacia fuera de la cancha con el pequeño abrazado a él. Cuando el futbolista se marchó a los vestidores, el niño lloró de la emoción por haber abrazado a uno de sus ídolos.
Es común ver este tipo de estampas con jugadores como Lionel Messi o Neymar, pero en esta ocasión le tocó a otro de sus compañeros, sin tantos reflectores, ser consentido por los aficionados.
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