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Texto y fotos: Michelle Fridman Hirsch @mich_fridman
Para los amantes del turismo cultural no hay como una visita a los alrededores de la laguna de Pátzcuaro en Michoacán, la famosa Ruta don Tata Vasco, integrada por decenas de pueblos, cada uno con un toque especial, en cada uno se fabrican artesanías distintas, se comen diferentes platillos y se siguen diversas tradiciones preservadas desde hace miles de años.
Santa Clara del Cobre destaca de entre estos pueblos por ser expertos en “sacar el cobre”, o sea, por su milenaria tradición en la elaboración de artesanías hechas en este material. Cientos de tiendas y puestos de figuras en cobre llenan las calles empedradas con casas coloniales blancas hechas de adobe y techos de teja roja; incluso el kiosko, típico de cualquier centro histórico, aquí está sostenido por pilares inmensos hechos también de cobre.
Platos, sartenes, lavamanos, tinas, macetas, jarras, de todo se encuentra aquí y en todos los tamaños. Sin embargo, para entender bien este arte, basta con hacer un recorrido por el museo del cobre, donde se encuentran ejemplares de concurso y con un valor de hasta cientos de miles de pesos. Seguida por una visita a La casa del cobre, tienda cuyo patio trasero está abierto al público con el taller donde los artesanos elaboran las piezas en venta; ahí uno puede conocer todo el proceso, desde el horno en que se calientan los trozos de metal hasta quedar al rojo vivo, las herramientas con las que a base de miles de golpes aplanan y dan forma a este mineral y las piezas que van saliendo, hasta los mismos artesanos que tienen muchísimas historias que contar.
Recuerda, entre otras cosas, que eso de andar sacando el cobre se aprende desde los primeros años, las miniaturas que abundan en las tiendas son aquellas que los niños desde los 6 años elaboran siguiendo tradiciones de sus padres y abuelos que hasta los 80 años siguen trabajando, buscando superar cada vez más sus técnicas y la creatividad de sus piezas para cada concurso. Aquí, tener el don del cobre, es un honor que se toma muy en serio.
Una vez que uno como turista intenta dar un golpecito a este duro metal y descubre el esfuerzo que cada intento requiere, apenas cuando uno comprende que son miles de golpes los necesarios para lograr una vasija, entonces ya no se cuestiona el precio encontrado en la tienda.
Que si el cobre da un mejor sabor a la comida, que si es antibacterial, cualquier pretexto queda corto como argumento frente a saber que al comprar una pieza uno está llevando una auténtica obra de arte que lleva meses de elaboración y miles de años de tradición en su proceso.
Bitácora
- Más información: www.visitmichoacan.com.mx
- Dónde dormir: hotel posada basilica, uno de los hoteles tesoro del pueblo mágico de pátzcuaro. www.posadalabasilica.com.mx
- Dónde comer: restaurante rancho la mesa, a 20 minutos de santa clara del cobre y con una vista inmejorable al lago de Pátzcuaro y la isla de janitzio. www.rancholamesa.com
- No te pierdas: visita el taller de la casa del cobre www.lacasadelcobre.net, una nieve de zarzamora y chongos zamoranos del kiosko.
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