Año nuevo, vida nueva. Ese es el típico propósito que se hacen muchos cada enero. Y si usted es uno de ellos quizás esté pensando que este año sí hará más ejercicio para perder esos kilos que le sobran.
Pero ¿cuánto ejercicio debemos hacer y qué tan a menudo?
Las recomendaciones de los expertos afirman que los adultos deben realizar al menos dos horas y media de actividad moderada a la semana o una hora y cuarto de actividad vigorosa, o una combinación de las dos.
Aunque esto puede resultar confuso, no explica por qué, por ejemplo, sólo un 30% de los adultos en el Reino Unido siguen esa recomendación.
Gran parte de las investigaciones en las que se basan estos consejos de salud surgen del Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva, que ha estado analizando los niveles de actividad física de la población desde los años ’50.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la inactividad física es el cuarto mayor contribuyente a la mortalidad global e incrementa el riesgo de algunos tipos de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Pero lo cierto es que es complicado dar consejos de salud al público.
Las recomendaciones amplias pueden “venderse” en un sólo mensaje, pero los detalles son más difíciles de transmitir.
Stuart Biddle, profesor de actividad física de la Universidad de Loughborough, Inglaterra, fue uno de los autores de las recomendaciones de salud en Reino Unido.
“La cuestión no es si la ciencia demuestra que la actividad física es buena para la salud, sino cómo redactar guías sensatas basadas en evidencia sobre cuánto ejercicio hacer, qué tan a menudo y si podemos dividirlo en pequeñas sesiones”, dice el experto.
“Y esto probablemente es lo más polémico”.
Jamie Timmons, uno de sus colegas, ha estado investigando el entrenamiento de alta intensidad y si pueden lograrse mejoras de la salud con sólo tres minutos de ejercicio a la semana.
“Durante este año hemos aprendido que el ejercicio regular reduce las probabilidades de desarrollar diabetes progresiva de tipo 2 y esperábamos también demostrar que beneficia a nuestro sistema cardiovascular”, explica.
“Sin embargo, un ensayo clínico en Estados Unidos fue suspendido porque esencialmente no mostró esos beneficios”.
Y agrega que “las recomendaciones están basadas en un tipo de evidencia, la epidemiología, y en realidad ésta no es la disciplina más fiable de la ciencia cuando se intenta encontrar una asociación causa y efecto”.
“La gente que asegura que hace más ejercicio parece estar mejor de salud. Pero, si tomamos a un solo individuo y lo ponemos en un programa de entrenamiento, ¿qué beneficios podemos esperar?”
El profesor Liam Donaldson fue el principal asesor médico para las autoridades de Inglaterra de 1998 a 2010 e introdujo el mensaje de “comer cinco porciones de frutas y verduras al día” en 2003.
Al año siguiente el experto pidió al público que se ejercitara al menos cinco veces a la semana y sugirió que las tareas del hogar podían contar
como actividad física.
“En su momento no pensé que el mensaje hubiera sido demasiado simplificado. Quizás fue recibido como algo rígido”, dice.
“Pero al tratar de ser flexibles y mencionar las tareas del hogar o la jardinería, terminamos siendo objeto de burlas y eso nunca es bueno cuando estás tratando de hacer llegar un mensaje serio”.
¿Ha funcionado?
“No creo que haya habido un progreso importante, no. Considero a la salud pública como una empresa a largo plazo. Creo que presentar la evidencia es un logro importante”, asegura Donaldson.
Lo mismo puede decirse en Estados Unidos, donde una de cada tres personas es obesa.
Carol Garber, vicepresidenta del Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva, afirma que es necesario entender mejor las recomendaciones.
“Parte del problema es que son complicadas. Otra razón es que no hemos hecho un buen trabajo para hacer llegar la información a la gente de forma que sea fácil de entender para que puedan implementarla en su vida diaria”, señala.
Las recomendaciones actuales en Reino Unido ya fueron actualizadas y ahora incluyen a grupos de edad específicos y el nivel de entrenamiento adecuado, e invitan a evitar las conductas sedentarias, que son calificadas de “asesinas silenciosas”.
Pero sorprende ver que poca gente, además de los expertos, sabe realmente cuáles son las recomendaciones de actividad física.
El mensaje amplio -de que la actividad física nos protege contra las enfermedades- sí ha llegado a la población, pero el detalle crucial de moverse lo más que sea posible, es casi totalmente ignorado.
Basándome en lo que he aprendido traté, de establecer mi propia campaña de “20 o más”: 20 segundos de actividad intensa cuando puedo (subir las escaleras corriendo, andar en bicicleta como loco durante cortos trayectos), un mínimo de 20 minutos caminando cada día y no pasar más de 20 minutos sentado en mi computadora o en frente de la TV sin pararme o moverme.
Hasta ahora, ha sido fácil.
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