Algunos se recuperan sin volver a sentir dolor mientras que otros quedan con dolor crónico para el resto de su vida.
Ahora, una nueva investigación en Estados Unidos parece haber encontrado la respuesta: las emociones de un individuo determinan qué probabilidad tendrá de sufrir dolor crónico.
Los científicos de la Universidad de Northwestern, en Chicago, llevaron a cabo escáneres cerebrales para analizar la respuesta de dolor de individuos que habían sufrido una lesión de la espalda.
Encontraron que la respuesta emocional de cada persona a la lesión es distinta e involucra la comunicación entre dos regiones del cerebro: la corteza frontal y núcleo accumbens.
Estas regiones están encargadas de las emociones y la motivación.
Los escáneres mostraron que entre mayor la comunicación entre estas dos regiones, mayor la probabilidad de que el individuo desarrolle dolor crónico.
Tal como señalan los científicos en la revista Nature Neuroscience, basados en estas pruebas al inicio del estudio lograron predecir quiénes de los participantes desarrollarían dolor crónico.
“Una lesión en sí misma no es suficiente para explicar porqué se siente dolor continuo” explica el profesor Vania Apkarian, quien dirigió el estudio.
“Éste tiene que ver con la lesión combinada con el estado emocional del cerebro”.
NUEVAS TERAPIAS
El dolor crónico, dicen los investigadores, es uno de los trastornos de salud más costosos en Estados Unidos.
Tan sólo en ese país afecta a entre 30 y 40 millones de personas, y según cifras de la Academia Nacional de Ciencias el costo del tratamiento del dolor crónico suma US$600.000 millones anuales.
Y el dolor de espalda es una de las enfermedades más prevalentes en gran parte del mundo.
Tal como expresa el doctor Apkarian, el hallazgo ofrece información valiosa para el desarrollo de nuevas terapias para el tratamiento del dolor crónico.
La investigación involucró a 40 voluntarios que habían sufrido un episodio de dolor de espalda que había durado entre uno y cuatro meses.
Ninguno de los voluntarios tenía un historial de dolor de espalda previo.
Cada uno de los participantes fue sometido a cuatro escáneres cerebrales en el curso de un año.
Con los resultados de los escáneres que mostraban el nivel de comunicación entre la corteza frontal y
núcleo accumbens los científicos pudieron pronosticar con 85% de precisión quiénes desarrollarían dolor crónico posteriormente.
Según el doctor Apkarian, entre mayor la respuesta emocional del cerebro ante la lesión inicial, mayor la probabilidad de que el dolor persistiera una vez que la herida había sanado.
“Quizás esto se debe a que inicialmente estas secciones del cerebro están más agitadas en ciertos individuos, o podría haber influencias genéticas y ambientales que predisponen a estas regiones del cerebro a interactuar a un nivel excitable” señala el investigador.
El núcleo accumbens, explica el doctor Apkarian, es un centro importante del cerebro que se encarga de evaluar y “enseñar” al resto del cerebro cómo reaccionar ante el mundo exterior.
Los científicos creen que esta región utiliza las señales de dolor para “instruir” al resto del cerebro a que desarrolle el dolor crónico.
“Ahora, basados en este hallazgo, esperamos desarrollar nuevas terapias para el tratamiento del dolor” señala el científico.