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Descalificar cada sexenio ha hecho mucho daño: José Antonio Meade

El precandidato a la Presidencia habló sobre la que sería su estrategia de seguridad, asegurando que dar amnistía a criminales es un peligro

José Antonio Meade, precandidato a la Presidencia por la coalición del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), habló en exclusiva para Publimetro sobre su carrera rumbo a las elecciones y el entorno político que vive el país.

El ex secretario de Hacienda defendió las políticas y medidas que ha tomado la actual administración, y dio un vistazo a lo que podría ser su estrategia de seguridad, asegurando que dar amnistía a los delincuentes es un peligro para el país

¿Pepe, José o Meade? ¿Cómo prefieres que te diga?

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— Te voy a decir, pero como quieras tú, como cualquiera de las diferentes alternativas. Casi todo mundo me dice Meade, los amigos de tiempo me dicen Pepe o Pepe Meade, mi esposa me dice José Antonio.
Entonces, reacciono frente a casi cualquiera, frente a Pepe, frente a Meade o frente a José Antonio.

¿Que el INE pidiera que se cambiara el nombre de la coalición tendría que ver con que pudiera haber otro candidato del PRI?

— No, yo creo que no tiene nada que ver. Yo creo que era un poco una discusión de hasta dónde o cuál era el límite entre el nombre que llevaba la coalición y si el nombre por sí mismo está convirtiéndose en un espacio de publicidad.

Yo creo que llama la atención que se metan a ese grado de definición y que pretendan un poco encontrar, en un lema de campaña siempre hay un elemento de promoción.


¿Y no habría una posibilidad de que pudiera haber otro candidato?

— No. A ver, jurídicamente hablando no habría. Entonces no tiene nada que ver con eso.

Lo que estamos viendo en esta campaña electoral es que los nombres de las coaliciones se están basando en las siglas de los partidos. ¿Por qué ese temor a llevar la bandera de un partido?

— Bueno, yo creo que el nombre de la coalición acompaña al nombre del partido.

Me parece que ha habido debate en el nombre de las coaliciones que sí tienen más de fondo. En este caso en particular, me parece que es una valoración en donde se pone un poco un límite, o un límite extraño entre cuándo el lema de campaña se convierte en un espacio de promoción y cuándo no.


Pero, por ejemplo, el Frente por México era un frente ciudadano. Sí tuvo que dejar el “ciudadano” porque estaba haciendo una publicidad engañosa. Ahí medió un litigio y hubo una decisión de pedirle expresamente que quitaran el “ciudadano” porque no tenía ningún elemento ciudadano ni en su configuración ni en la forma en como escogió sus diferentes fórmulas.

¿Por qué usted es el mejor candidato para esta coalición PRI-PVEM-Nueva Alianza?

— Mira, me parece que se da un fenómeno interesante, y un fenómeno que no sólo es mexicano sino global, que implica que haya distancia entre partidos y sociedad, entre gobiernos y ciudadanos.

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Y me parece que frente a ese, que es un fenómeno global, el PRI toma dos decisiones interesantes: una primera, la de abrirse, la de buscar hacer equipo entre el militante y quien había sido apartidista, entre buscar espacios en donde la sociedad participara activamente en la política, a invitación de un partido; y luego desdoblarse a una segunda, desdoblarse a esos partidos aliados que lo acompañan.

Creo que es una forma interesante de enfrentar un reto que tiene en común con el gobierno y que tiene en común con otros países. Y lo que me parece interesante de la fórmula es que, frente a la distancia y la desconfianza, lo que pretende es cercanía y diálogo. Y yo creo que es un buen diagnóstico.

Decía mi abuelo, y yo creo que es interesante su observación, que la mejor forma de convertir una amistad en una enemistad era la distancia y la falta de diálogo. Y por el contrario, la mejor forma de recomponer el espacio de diálogo entre partido y sociedad, es la cercanía y la apertura.

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Y por eso usted es el mejor candidato.

— Me parece que, en esa lógica, esa posibilidad de participar, esa posibilidad de hacer encuentro, esa posibilidad de construir, se inscribe bien en la forma de resolver un dilema y un espacio que podemos ocupar de mejor manera juntos.

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¿Pepe Meade es el candidato de la continuidad?

— Mira, cada seis años caemos en la tentación de descalificar todo. Y eso ha hecho mucho daño al país, como si cada seis años tuviera que pararse el país para volver a arrancar.

Y en esos frenones el país pierde tiempo, pierde impulso, cuando sociedad y gobierno han construido mucho.

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Yo creo que la elección debería de llevarnos a hacer dos evaluaciones: una primera, autocrítica; ¿en dónde no estamos funcionando bien?, ¿en dónde esa realidad apunta que las instituciones no han estado a la altura? Yo creo que hay muchos temas que nos duelen, que nos lastiman, que nos ofenden y que tenemos que resolver de forma distinta.

Pero, al mismo tiempo, vale la pena también hacer un ejercicio de justicia; ¿qué está funcionando bien?, ¿en dónde estamos encontrando esperanza y certidumbre?

Y yo creo que tenemos que encontrar propuestas que nos permitan consolidar, en donde encontremos espacios donde sociedad y gobierno estemos haciendo las cosas bien.

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¿Entonces, podemos cambiar continuidad por estabilidad?

— Yo creo que lo que tendríamos que identificar es más bien un cambio con punto de partida, no es un cambio por sí mismo, no es un cambio con cargo al ciclo electoral, sino más bien es una oportunidad de revisar qué está funcionando bien para consolidarlo y qué no está funcionando, para modificarlo.

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Darle un punto de partida reconociendo que sociedad y gobierno hemos caminado, hemos encontrado espacios, hemos diseñado esquemas en los que encontramos esperanza y hemos, todavía, enfrentado retos bien importantes que no hemos podido encausar bien.

Yo diría, sí, que es un cambio con confianza, que es un cambio con experiencia, que es un cambio con esperanza y que es un cambio, sobre todo, que se construye de la mano de una sociedad que ha participado también en esa transformación.

En esa parte de oportunidad, ¿qué temas no estarían en la mesa del debate o qué obras? Por ejemplo, el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, ¿qué reformas?

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— Yo creo que el tema que tocas del aeropuerto es muy claro. La verdad es que, geoespacialmente, no hay otra alternativa.

El problema del aeropuerto es un problema técnico fascinante, lo que el Valle de México requiere, lo que una metrópoli como el Valle de México requiere, es un aeropuerto que tenga capacidad de administrar un número de operaciones bien relevante.

Estamos hablando de miles de operaciones cada día, estamos hablando, de hecho, de muchas operaciones cada minuto, tres operaciones casi por minuto ya con el aeropuerto funcionando a plenitud.

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Eso implicaba encontrar un predio que tuviera capacidad de tener tres pistas operando de manera simultánea en un valle que tiene condiciones muy complicadas. Y después de revisar geoespacialmente todo el Valle no había ninguna otra alternativa más que la que hay.

El pretender pelearse con el nuevo aeropuerto es equivalente a quererse pelear con la gravedad, con la física, con las restricciones geoespaciales.

En este entorno, ¿a Pepe Meade qué le preocupa?

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— Me preocupan estos cuatro elementos que aquí he comentado: me preocupa el camino de convertir a México en potencia; que no hayamos, todavía, encontrado un marco institucional que nos permita abatir de manera estructural la inseguridad; me preocupa el que sigamos, todavía, teniendo espacios de opacidad, de falta de transparencia, de falta de control; me preocupa que no tengamos aún un esquema en donde le hayamos dado a los ministerios públicos autonomía, para que en su autonomía despoliticemos los procesos judiciales y sean las instancias técnicas las que, en todos los casos, con absoluta independencia, determinen y deslinden responsabilidades.

Me preocupa ver algo que pasa en México y que pasa en el resto del mundo, que las mujeres y las niñas no tienen un marco de protección y de inclusión adecuado. Y tenemos una agenda inacabada en materia de darle el mejor seguimiento de darle los mejores elementos de apoyo y de política pública para asegurar un mejor acceso para nuestra economía familiar.

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¿Qué tiene que decirles a sus adversarios al hablar del tema de seguridad o del tema de la corrupción?

— Yo creo que los adversarios que tiene el país no están en la política, sino en los retos que tenemos por delante y en ellos tenemos que concentrarnos.

Y todos esos retos que tenemos como país exigen que le demos un cauce institucional, un cauce, un buen diagnóstico, que consensemos el diagnóstico y que identifiquemos las propuestas.

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Por ejemplo, en el tema de seguridad hay dos o tres elementos que es muy importante que reconozcamos y que cambiemos: uno, atrás de cada estudio serio sobre la violencia hay armas, tenemos que quitarles las armas a los delincuentes y hoy no tenemos una política institucional para hacerlo.

Dos, tenemos que quitarles el recurso en efectivo, tenemos que quitarles los recursos que están en manos de los delincuentes. Y para eso tenemos que terminar una transformación de nuestras diferentes autoridades, incluidas las autoridades tributarias.

Tres, yo creo que, muy importante, la delincuencia no reconoce fronteras entre estados y México sigue viviendo en un entorno en donde define cada delito en función de si es de fuero federal o fuero común, y cada una de las entidades lo define diferente y los investiga diferente.

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Si nosotros transitamos a un modelo en donde definamos los delitos, todos, de la misma manera, tengamos los mismos protocolos de investigación y sea la forma como se comete el delito la que determine si es de naturaleza federal o de naturaleza local, podemos hacer investigaciones contextualizadas que nos permitan enfrentar y abatir el fenómeno de la violencia que hoy tenemos por delante.

Y todo esto que acabo de decir parte sobre la premisa de que al criminal toca estar en la cárcel y al ciudadano toca estar en la calle.
Una propuesta que pretende, por la vía de generar más impunidad, liberar a quienes han lastimado nuestra fábrica y nuestro tejido social, de liberar a quienes han acabado con vidas y con patrimonios, es una política pública que ni en México, ni en ninguna parte del mundo, daría buenos resultados.

Llevamos meses con alzas en productos básicos. También se le ha denominado a usted el “padre del gasolinazo”. ¿Hasta cuándo seguirán los aumentos?

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— Depende. En términos generales el precio de la gasolina no lo determina el gobierno y México, de mucho tiempo atrás, ha venido aprendiendo que no es buena política pública tratar de administrar los precios.

En economía, hemos visto estudio tras estudio y caso tras caso, que cuando un gobierno quiere administrar los precios, el resultado es ineficiencia, opacidad, corrupción.

Lo vimos en Estados Unidos cuando hubo la crisis de los energéticos en los 70, en donde se quería administrar los precios, y al final lo que hubo fue escasez en los combustibles. Lo vemos en las rentas controladas, lo vemos en las muchas veces que hay intervenciones fallidas en el control de los precios.

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Hoy el precio de la gasolina refleja su costo y el costo se determina en los mercados internacionales, y hay tres elementos que la determinan: la determina el tipo de cambio, el precio del petróleo y lo determina la estacionalidad en la demanda del combustible.

Y esos tres elementos, a veces implicarán incrementos, a veces implicarán decrementos y lo que habremos de ver en México, como en Guatemala, como en Panamá, de hecho como en todo el continente menos Venezuela, es que se mueve el precio de la gasolina como se mueve el precio de cualquier otro producto.

Y, desde esa perspectiva, lo único que se hizo fue implementar una decisión, que ya se había tomado en ley mucho antes de que fuera yo secretario de Hacienda, para movernos en la dirección de que el precio reflejara el costo, que es una buena política pública.

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Y quizá a lo mejor los ciudadanos tienen que cambiar de hábitos, como en otros países, de ir buscando su gasolina más barata.

–Mira, hay solamente tres países en el mundo, hoy, que buscan administrar el precio de la gasolina, lo busca administrar Bielorrusia, Corea del Norte y Venezuela. No es una buena política pública.

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¿Cómo vislumbra el futuro cercano de México?

– El cercano, el de mediano plazo y el de plazo más amplio, lo veo sí con incertidumbre, sobre todo en el corto plazo, incertidumbre que nos viene de fuera, incertidumbre que implica y que obliga a que, desde las propuestas hasta la política pública, pongamos al centro la construcción de certeza.

Porque la certeza es lo que permite que se invierta; la inversión que se genere empleo; y el empleo lo que permite es combatir la pobreza. En el mediano y en el largo plazo veo superada la incertidumbre de un México que tiene todos los elementos necesarios para ser potencia.

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En esta incertidumbre que viene de fuera, ¿hablamos de las conclusiones del TLC?

–Del Tratado de Libre Comercio, de la incertidumbre geopolítica que seguimos viendo en Europa, de nuestra propia incertidumbre electoral acá. Pero, como en todos los casos, lo que tenemos que regresar a ver son los fundamentales.

Los fundamentales implican un proceso de integración norteamericana que beneficia a una región completa, implica que México aporta a Norteamérica demografía y geografía, implica que hay toda una infraestructura orientada a darle competitividad a Norteamérica por la vía de mayores espacios de integración. Pero que también apuntan a que México, por sí mismo, puede generar condiciones de mejor mercado interno, de mayor competitividad, de buscar otras plataformas de participación.

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México es probablemente el país del mundo que más pertenencias tiene, tanto geográficas como culturales y como económicas. Y eso quiere decir que México tiene mucha capacidad de ir generando espacios de fortaleza, aún frente a la incertidumbre que nos viene de fuera.

Pero hay más mundo que Estados Unidos para relacionarse económicamente, ¿no?

– Mira, si uno revisa las condiciones geográficas de México y pasa lista sobre ellas, somos norteamericanos por geografía y, por integración, somos centroamericanos, y vale la pena aquí rescatar que Centroamérica tiene más habitantes que Canadá y que ha venido creciendo por arriba de lo que crece esa región del mundo y que si le damos a Centroamérica y la frontera sur, a Chiapas, una mejor matriz energética, ahí puede haber oportunidades bien interesantes.

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Los mexicanos nos definimos como latinoamericanos y lo que estamos haciendo con la Alianza del Pacífico y lo que estamos haciendo con Brasil y con Argentina, abre en el espacio latinoamericano enormes oportunidades.

Somos parte de Asia-Pacífico y, por lo tanto, somos parte del dinamismo que tiene esa región; tenemos una pertenencia cultural e histórica con Europa, a quien también estamos volteando a ver; y tenemos una pertenencia económica con el G20, con algunos de los países del G20 muy bien desarrollada y con algunos muy poco desarrollada y con la oportunidad de hacerlo mejor.

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Como padre de familia, como ciudadano, ¿cuáles son sus bases?

– Yo te diría, no solamente las bases sino el ánimo de participar en la contienda, tiene tres fundamentos: a mí me tocó crecer en una familia dedicada al servicio público, una mamá educadora que trabajó mucho tiempo en el DIF dando terapias a niñas y a niños con alguna discapacidad auditiva, y darme cuenta de lo que un servidor público comprometido puede hacer en el proceso de integración y en la vida de una familia.

Mi papá es servidor público también, por lo que mi decisión de participar honra ese ejemplo, el compromiso que hemos hecho como pareja, el deseo de que nuestros hijos, nuestros tres hijos: Dionisio, José Ángel y Magdalena, vivan en un mejor país y la certeza de que, en un país que tiene todo lo que tiene México, podemos recorrer la distancia entre el México que somos y el México que soñamos.

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Detrás de un gran hombre, ¿qué hay?

–En este caso, hay una gran mujer, hay una estructura familiar y hay un mundo de oportunidades que me dio el país, y frente al cual yo quiero retribuir.

¿Qué le va a dejar esta precampaña y campaña electoral que se avecina? ¿Qué quiere que le deje en su interior como mexicano?

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–Me gustaría que me dejara la experiencia de haber aportado ideas, propuestas, un discurso de conciliación, un espacio de unidad en un México y en un mundo que se crispa, en donde empezamos a ver episodios de violencia de distinto tipo, incluida la violencia política.

Yo quisiera que la participación dejara la satisfacción de, en ese entorno, haber participado en el proceso con ideas, con generosidad, con unidad, buscando coincidencias, que han sido lo que ha marcado, además, mi vida pública.

Ya por último, ¿usted está más tranquilo ya después de que el Brujo Mayor, videntes y todos los demás han dicho que va a ganar las elecciones?

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– Mira, lo ha dicho el Financial Times, la Bruja Zulema, ahora el Brujo Mayor, y lo han dicho cada uno de los estados en donde he tenido ya participación con los militantes.

Por lo que eso, y además un análisis de los números y su tendencia, me deja absolutamente cierto de que vamos a ganar.

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