En México, el maíz se mantiene como la base de la alimentación, es la principal fuente de energía en la dieta de los mexicanos; se trata del cultivo de mayor importancia histórica y cultural en el país, con un consumo per cápita promedio de alrededor de 196.4 kg al año.
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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reporta que el maíz es el segundo cultivo más producido en el mundo solo después del trigo.
Este 29 de septiembre es el Día Nacional del Maíz, fecha instaurada para reconocer su importancia en la alimentación de los mexicanos, además de su aportación a la cultura nacional. Lo que incluso da sustento a la frase “Sin maíz no hay país”.
Su siembra es amigable, tiene la capacidad de crecer en ambientes diversos y continúa expandiéndose a nuevas áreas; sin embargo, las afectaciones que el cambio climático trae a la agricultura y a la producción de maíz son cada vez más graves.
De hecho, 24 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero son generados por el sector de la alimentación, afectando directamente la salud del consumidor y del planeta.
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Producción sustentable de maíz
Es por ello que la producción sustentable resulta clave para reducir el impacto del cambio climático y asegurar el bienestar de las generaciones futuras. Las iniciativas de este tipo se consideran claves para garantizar la cobertura de la demanda regional en años futuros.
Para las compañías, el camino a seguir está en incorporar a la cadena de valor y producción las prácticas más eficientes para impactar positivamente al planeta. Estas iniciativas sustentables simbolizan el vínculo entre los seres humanos y la naturaleza, demostrando que un proceso de producción puede beneficiar a todos los involucrados.
Por ejemplo, empresas como Kellogg destacan que implementaron programas para apoyar a productores de maíz amarillo en México y fomentar el cultivo sostenible en el campo. En el caso de la región del Bajío, con el apoyo técnico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), refieren que se sumaron miles de hectáreas impactadas con prácticas sustentables en los ciclos de siembra de años pasados.
Explican que cientos de productoras y productores han sido asesorados sobre el ciclo de la siembra, siendo orientados en cada paso del proceso: adquisición y correcto precio de las semillas, uso de maquinaria, manejo de suelo, fertilización, entre otras capacitaciones impartidas por expertos.
Esto con la premisa de que apuesta por nuevas técnicas para trabajar el maíz que garanticen el bienestar de los consumidores y el medio ambiente.
“Este plan es parte de una estrategia formativa que el CIMMYT imparte a la agroindustria. Su objetivo es brindar guía y soporte en agricultura de conservación para que, tanto empresas como productores, tomemos mejores decisiones e implementemos prácticas responsables en materia de medio ambiente, desarrollo económico e inclusión social”
— Víctor Marroquín, presidente y director general de Kellogg México
El programa prevé que para 2024 en México se aprovechará 30% del agua de la lluvia, se alcanzará 10 % mayor eficiencia en el uso de fertilizantes y se disminuirá hasta en 25 % las emisiones de gases con efecto invernadero.
A su vez, en los próximos dos años se planean obtener 190 mil toneladas de maíz amarillo de forma sustentable y satisfacer la demanda de la región entera.