Claudia Sheinbaum, coordinadora de los trabajos de defensa de la transformación, y Xóchitl Gálvez, responsable del Frente Amplio por México (FAM), se perfilan como las favoritas para ser la primera presidenta de México; sin embargo, esto no garantiza que ejerzan en plenitud como algún presidente hombre.
Históricamente, advierte Claudia Pedraza, doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, el trabajo de las mujeres es sometido a un escrutinio mayor que el de los hombres y, cuando se ejerce desde estructuras de poder, éstas suelen ser frenadas para minimizar su aportación.
Te recomendamos: Vicente Fox lanza ataque antisemita y xenófobo en contra de Sheinbaum
En entrevista para Publimetro, la también miembro del del Sistema Nacional de Investigadores categoría (SNI) advirtió que, aunque el marco legal nacional esté en constante cambio para incentivar la paridad de género, las nuevas leyes son omisas a viejas prácticas patriarcales como el nepotismo o el conflicto de interés.
Por ello se le preguntó sobre los marcos normativos que se promueven en algunas entidades para garantizar la participación de mujeres como candidatas a gobernadoras y el punitivismo que trae consigo la nueva Ley 3de3 Contra la Violencia de Género.
Los casos de Chihuahua, Oaxaca y Yucatán
En los últimos meses, los congresos locales de Chihuahua, Oaxaca y Yucatán han promovido modificaciones a sus Constituciones para que los partidos políticos o coaliciones que presenten a sus candidatos a gobernador sea del sexo distinto al que presentaron en el proceso electoral pasado.
En Yucatán ya quedó aprobada dicha iniciativa y, a ojos de Claudia Pedraza esto es una propuesta interesante; sin embargo, advirtió que estas iniciativas no garantizan que las mujeres mejoren sus condiciones de vida, pues existen ejemplos a nivel local donde la candidata resultó ser hija o esposa del hombre que quería competir por algún puesto.
Sin embargo, la modificación no advierte el posible recurso de nepotismo o conflicto de interés, por lo que la asignación de la candidatura podría quedar viciada por viejas prácticas de la política, simulando paridad de género.
Al respecto, aclaró que el fracaso de estas iniciativas no radica en la búsqueda de paridad, sino en las mañas patriarcales de la manera vieja de hacer política, donde unos pocos se aferran a sus cargos y ponen a prestanombres en puestos donde detentan el poder de manera indirecta.
Uso faccioso de la Ley 3de3
Otra iniciativa de reciente promoción es la llamada Ley 3de3 Contra la Violencia, misma que anula los derechos políticos-electorales de por vida a cualquier persona que sea declarada culpable de ejercer violencia de género, violencia política de género, agredir a cualquier mujer o ser deudor alimenticio moroso.
Si bien, reconoció que esta iniciativa puede generar grandes aportaciones a la promoción de políticas que ayuden en la lucha contra la violencia de género, advirtió la posibilidad de un uso faccioso de esta reforma para descarrilar carreras políticas.
Explicó que la suspensión de los derechos político-electorales de manera definitiva, independientemente de la causa, es un despropósito, pues, por un lado, se pierde la gradualidad de la falta al quedar englobado de manera genérica en “violencia de género” y, al mismo tiempo, contraviene el principio de reinserción del Estado de derecho.
Entonces, agrega, el no establecer un mecanismo justo para el castigo de este tipo de faltas hace que los resultados de esta ley se alejen de sus metas.
Los retos de la primer mujer al frente de México
Con todos estos elementos en contexto, la doctora Pedraza destacó los grandes retos a los que se enfrentará la primera mujer titular del Poder Ejecutivo Federal, pues, recordó, existen conductas que se repiten contra el desempeño de las mujeres a cualquier nivel de responsabilidad.
Primero reconoció que una presidenta de la república abona a la conquista de derechos por parte de las mujeres, pues una representación tan distinguida simboliza el arribo de ellas a las esferas de mayor representación popular, pero esto no es garantía de que la conquista en materia de género se permee a todos los estratos.
Por un lado, se tiene que observar la plataforma que promueve, ello, para distinguir si en verdad se impulsará la equidad de género y, al mismo tiempo, las resistencias a las que se enfrentará para materializar dicha agenda —en caso de que exista–.
Te recomendamos: Sheinbaum rechaza supuesto plagio en su tesis de licenciatura: “No tienen idea del trabajo académico”
Los principales retos a los que se enfrentará una mujer en el poder serán el sobreescrutinio de su propuestas, trabajo y resultados, el cual se manifestará desde la óptica patriarcal tanto en la ciudadanía como en medios de comunicación; la obstrucción a su quehacer como funcionaria, el cual puede venir, incluso, desde su misma coalición.
Todo esto, concluyó, para que cuando termine su mandato, se pueda señalar que no se avanzó en el combate al nepotismo, conflicto de interés o corrupción y, de esta manera, instrumentar un discurso patriarcal que diga injustamente: “las mujeres no abonan a la política”.