El voto de castigo se refleja en distintas manifestaciones, como pueden ser el sufragio para el candidato contrario o bien, el abstencionismo, y precisamente en este último punto, las elecciones en México en donde los electores no acudieron a sufragar pese a que es un derecho fueron las de 2006 con 41.45% del padrón electoral.
Para este proceso electoral, en opinión de Yolanda Meyenberg, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México mucha gente va a salir a votar por disenso contra una opción u otra, en unas elecciones polarizadas por dos visiones de país: la izquierda de la 4T y la derecha de la clase media.
La investigadora destacó que lo que no lleva a la gente a las urnas es la apatía, el desencanto, la desconfianza y el sentimiento de ineficacia política, lo que puede representar un nivel alto de abstencionismo.
Cabe destacar que la votación con la mayor participación en México fue la de 1994, cuando alcanzó una votación de 77.16% del padrón electoral, lo que implicó un abstencionismo oficial de sólo 22.84%, en 2000 fue de 36%, en 2006 de 41.4%, en 2012 de 36.8%, mientras que en 2018 fue de 36.1%.
De acuerdo con la investigadora, cuando los proyectos de país difieren de forma radical, muchas personas optarán por votar en contra de una opción en particular: las clases medias votarán por la derecha, mientras que las clases bajas votarán por la izquierda.
Asimismo, criticó la desconexión entre los partidos políticos y la ciudadanía, destacando que su enfoque en mantener privilegios en lugar de abordar los problemas reales enfrentados por la sociedad, lo que contribuye a la desconfianza generalizada en la política.
Respecto al papel de los educadores, la académica enfatizó la importancia de fomentar un ambiente de respeto y diálogo en el aula, promoviendo la diversidad de opiniones y la argumentación constructiva.
Además, subrayó la necesidad de combatir la ignorancia política y fomentar un entendimiento más profundo entre los ciudadanos para evitar el predominio de prejuicios y la polarización en las redes sociales.
“El triunfo del populismo, de derecha e izquierda, tiene que ver con la frustración social, con la sensación de agravio colectivo, que deriva en el uso arbitrario del poder, en una conversación que habla sin ningún candado sobre xenofobia, discriminación e intolerancia, elementos que se vuelven parte de una conversación pública aceptada”, expuso.