En el contexto de la pandemia de Covid-19, a nivel mundial instituciones culturales como los museos están pasando por una severa crisis la cual podría llevar al cierre de gran parte de ellos. En días pasados, Publimetro informó sobre el golpe a la Cultura que implica el aumento del precio de las entradas a sitios como museos y zonas arqueológicas programado para 2022, un hecho justo fuera de las recomendaciones de la UNESCO que pidió más ayudas de los Gobiernos para evitar la baja afluencia a estos centros culturales. De la misma manera, Carlos Phillips, director del Museo Dolores Olmedo, afirmó a Publimetro que la falta de donaciones y el alza en tarifas ponen en peligro a museos de la Ciudad de México.
Sin embargo, la precariedad por la que atraviesan estos sitios no fue provocada por la pandemia, sino que es un problema sistemático que se ha ido incrementando en las últimas décadas, asegura Veka Duncan, divulgadora, historiadora del arte y conductora -junto a Héctor de Mauleón- del programa “El Foco”, de ADN40.
“Creo que la crisis de los museos se puso de relieve con la pandemia, en muchos sentidos. Se ha vuelto más público, que es algo que aplaudo, porque en realidad, es una crisis que lleva muchos, muchos, años y que quienes trabajamos en el sector del cultural (ya sea dentro de los museos o colaborando con ellos) lo hemos visto y lo hemos denunciado. En realidad, este es un problema que realmente lleva décadas”, afirma Duncan en entrevista con Publimetro.
Para Duncan, este es un tema que se ha agraviado en el caso de México por dos situaciones que se cruzaron: los recortes presupuestales a partir de la política de austeridad y, por otro lado, la pandemia de Covid-19.
“Los museos mexicanos llevan muchísimo tiempo viviendo en la precariedad total. Y en realidad, si uno ve las políticas culturales y sobre todo los presupuestos sexenio tras sexenio, creo que -al menos desde Salinas para acá- se ha visto que ha habido recortes constantes en cada mandato. Es decir, no ha habido un sexenio que haya aumentado el presupuesto de cultura y eso impacta en los museos. Obviamente los presupuestos de cultura no solamente se dedican a los museos, eso es importante también tenerlo en mente, pero son un aspecto muy importante de la vida cultural y de la política cultural de cualquier país en general”, explica Duncan.
Limitación de deducciones a donativos, otro golpe para los museos
Además, la historiadora destaca que otro tema que puede afectar, y del que no se ha hablado lo suficiente, es la limitación de deducciones de donativos de las Organizaciones de la Sociedad Civil. “Este es otro tema que podría afectar muchísimo a los museos, porque también dependen mucho de donativos y de los patrocinios, precisamente porque hay una precarización sistemática a lo largo de los años. Entonces lo que no les alcanza de presupuesto, muchas veces lo cubren a través de patrocinios o donativos. Por eso es otra de las aristas que hay que ver en esta problemática”, añade.
3 PREGUNTAS CON VEKA DUNCAN
¿Qué retos o problemas traerá el que los museos no superen la crisis y desaparezcan?
Es una situación global. Incluso estamos viendo que algunos museos alrededor del mundo han comenzado a recurrir a prácticas como vender piezas de sus acervos para poder sobrevivir.
Creo que los retos son: por un lado, la supervivencia, lograr hacer frente a todas estas problemáticas y, más allá de lo monetario, otras dificultades que tienen que ver con el acercamiento a los públicos.
Que un museo trabaje a puerta cerrada tanto tiempo puede implicar una falta de conexión con el público y eso también puede llevar a una falta de relevancia en la vida pública y en la vida social, comunitaria. Ese también es otro de los retos importantes que muchos museos han tratado de sortear a través del ámbito digital; por ejemplo, haciendo acercamientos a través de redes sociales, digitalizando sus acervos y haciéndolos disponibles en línea.
Creo que esa también va a ser otra de las de las situaciones que van a enfrentar: ¿Cómo mantenerse relevantes después de estar a puerta cerrada tanto tiempo? Estamos hablando de museos en México, por ejemplo, que llevan 500 días cerrados. Hay otros que estuvieron cerrados un promedio de 156 días durante 2020. ¿Cómo sigues estando presente y relevante en la mente de los públicos?.
Justamente, hace tiempo, la Unesco alertó de este tema y pedía que los Estados tengan una política cultural más ambiciosa, y advirtieron de la baja afluencia en los museos. En México, con la presentación del presupuesto, algunos museos y sitios culturales van a aumentar el precio de sus boletos. ¿Esta política no resultaría contraproducente y alejaría a los visitantes?
Es un tema complejo. Yo en general estaría en contra del aumento del precio del boleto en ciertos contextos. Creo que en el contexto mexicano es muy complicado. Esa es una política que es muy fácil impulsar en países europeos, en Estados Unidos o en países que tienen otras condiciones económicas y sociales.
Sin embargo, creo que sí se puede tener mayor flexibilidad. A mí me parece muy bien, por ejemplo, que en un país como México tengamos políticas como la gratuidad un día a la semana, como sucede los domingos. Eso es muy necesario porque, siendo un país tan desigual y con tantos problemas de pobreza, si aumentas el precio del boleto, vas a terminar excluyendo a muchos públicos y que son -en mi opinión- los que más necesitamos acercar a los museos.
También puede ser contraproducente si consideramos que en países como México -aunque esto no es exclusivo de México, pero sucede con mayor frecuencia- hay una idea de que la cultura es una cuestión de élite o que es solo para una cierta clase social que tiene una cierta preparación y formación académica o unos ciertos medios económicos. Me parece que tomar una medida como esa implica subrayar la diferencia y alienar a un sector de la población que de por sí ya se siente alienada por la cultura y sobre todo por el ámbito de los museos. Creo que hay que considerar eso.
Una recomendación que también ha hecho el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, de la UNESCO) -sobre todo en el marco del Día Internacional de los Museos, que es el 18 de mayo- es empezar a buscar nuevos modelos de negocio. Obviamente los museos son instituciones sin fines de lucro y deben ser así. Pero la pandemia realmente sí ha resaltado el tema de la precarización y de la necesidad de encontrar nuevos métodos de procuración de fondos o de actualizarlos a la situación que vivimos.
Creo que sí puede haber una cierta flexibilidad en esta búsqueda de un nuevo modelo de negocio (y no me encanta el término porque porque te habla de una cuestión de lucro) pero creo que uno de los grandes problemas que tenemos es que en México pareciera que quienes nos dedicamos a la cultura tenemos que hacerlo por mero amor al arte y no por tener un interés muy humano de querer tener una buena calidad de vida. Pareciera que querer cobrar por tu trabajo es un tabú y es un pecado y que los que hacemos cultura tenemos que sufrir por ella. Tenemos que hacerla disponible al público por tres pesos y nosotros ponemos nuestras necesidades personales a un lado. Tampoco me parece que ese sea el camino.
Hay cosas que se hacen, sobre todo en museos internacionales, como dar acceso a la colección permanente de forma gratuita, y que dar un donativo sea opcional. Esto sucede, por ejemplo, en el Museo Metropolitano, en Nueva York, o en los museos británicos que pertenecen al Estado. Puedes entrar gratis pero te ponen también una especie de alcancía gigante donde te dicen “pues echa un pesito si puedes”. Pero si quieres ver las exposiciones temporales, entonces ahí si tienes que pagar. Creo que ese tipo de dinámicas pueden ser muy buenas.
En México se ha intentado en pocos casos y las veces que se ha intentado ha sido muy criticado. Pienso, por ejemplo, en la exposición de Tim Burton en el Franz Mayer. Si tú querías entrar al museo normal pagabas la cuota normal, pero si tú querías ver la exposición de Tim Burton, entonces tendrías que pagar un boleto de alrededor de 300 pesos, según recuerdo. Y decían “¡No! Es que eso es impagable para el público en general”. Sí, es un costo muy difícil para un cierto sector de la población, estoy de acuerdo; sin embargo, también es muy costoso traer estas grandes exposiciones internacionales al país.
Creo que este tipo de estrategias donde puedes tener acceso gratuito o más barato, por decirlo de alguna manera, y luego tener otro precio un poco más elevado cuando son exposiciones temporales o cuando son obras que se traen de otros países, puede ser algo interesante.
Otra cosa a la que han recurrido algunos museos internacionales es a cobrar su contenido en línea. Me parece que puede ser también una buena estrategia, porque como público damos por sentado que lo que está en línea tiene que ser gratis, pero también le cuesta a la institución publicarlo. Entonces, hay que pensar en estas estrategias como suscripciones. Hay programas de amigos de los museos donde pagas una cuota anual o mensual por tener ciertos beneficios en algunos museos internacionales. Pensar en ese tipo de modelos puede ser muy interesante, más que cobrar el boleto general más caro.
Desde tu perspectiva, ¿Cuáles deberían de ser los puntos clave para la recuperación económica de los museos y espacios culturales?
En principio creo que hay que ser creativos. La situación a la que nos enfrentamos nos está obligando a todos a adaptarnos, en todos los sectores y en todos los aspectos de la vida. Creo que si algo demostró la pandemia es que tenemos que tener esa capacidad de adaptarnos y de encontrar soluciones creativas. Incluso a pensar un poquito fuera de lo ortodoxo y que eso puede ser uno de los aprendizajes de la pandemia: hay esa necesidad de a veces pensar de otras formas.
Más allá de las soluciones concretas que pueda haber a estas problemáticas, yo creo que lo que realmente tenemos que preguntarnos es: ¿Por qué debemos apoyar a la cultura y a la creación artística en todo su sentido? Es decir, más allá de solamente museos.
Para muchos podrá parecer que este es un tema completamente superficial en un contexto de crisis como el que estamos viviendo. Las prioridades del gasto público, por supuesto, en este momento en particular se tienen que ir a Salud. Pero creo que también hay que empezar a pensar en que la cultura no es algo decorativo, sino una parte central de nuestras vidas, y creo que eso es algo que a veces nos hace falta, también, porque el propio gremio cultural pues sí, a veces somos muy snobs y tenemos que bajarle un poco a eso.
La cultura es todo. Toda actividad humana es parte de la cultura. Creo que hay que empezar a tener también esas reflexiones. Por otro lado, aunque suene muy neoliberal, también hay que entender que la cultura es parte de la economía y es una parte muy importante de la economía. Si quieren entrarle más a este tema, yo puedo recomendar leer a Ernesto Piedras y a Culturatría, hacen estudios y numerarias al respecto. Ahí nos podemos dar cuenta de que lo que la cultura aporta al PIB, y que lo hace de una manera importante.
No es poco, es más de lo que aportan muchas industrias a las que les damos más prioridad por decirte una, que es un tema que ahorita es muy discutido: la aeronáutica. La cultura, aporta más de lo que aporta esa industria y nos estamos rasgando las vestiduras porque el nuevo aeropuerto: que si en Santa Lucía, que si se canceló Texcoco. No veo al gran público en general, a la opinión pública y a los que están en medios rasgándose las vestiduras de la misma manera por los cierres de museos, cuando los museos están aportando más a nuestra economía. Ese también es un factor importante.
Si nos vamos a temas más profundos, el argumento económico tampoco necesariamente tendrá que ser el más importante, porque al final el punto a la cultura no es generar riqueza. Lo que hace la cultura y sobre todo el arte es muy interesante. En cuanto al impacto social que puede tener, la cultura en general te abre camino a otras formas de pensamiento.
El efecto que eso puede tener en una sociedad es muy profundo. A lo que nos enfrenta el arte es a otras formas de pensar y ver el mundo. Nos da la capacidad entonces de ponernos en los zapatos de otros. En un contexto de polarización como el que estamos viviendo hoy, eso a mí me parece que debería ser prioritario. Abrirnos a estas otras opiniones y esas otras formas de pensar. Puede ser un aprendizaje que de verdad nos puede dejar mucho como sociedad.
También genera un sentido de cohesión y nos genera un sentido de pertenencia e identidad que también es muy importante. Nos da las herramientas para expresarnos con libertad. Eso tampoco es una cosa menor. Te digo, quizás sean cosas que nos resultan un poco abstractas, un poco filosóficas, pero la cultura y las artes nos dan esa posibilidad.
Lo que hace el arte es cuestionar cómo funciona la sociedad y ese pensamiento es muchas veces disidente. Es subversivo. Es contrario a la corriente y ese es el tipo de pensamiento que tenemos que estar impulsando. Esa mirada crítica, es muy necesaria en cualquier sociedad.
Creo que en realidad lo que tenemos que empezar a hacer es tener estas reflexiones y tener estas conversaciones y tener estos debates. Si la gente entiende esta parte más profunda de la necesidad de la cultura y de las artes, entonces creo que vamos también a sensibilizarlos hacia por qué se debe apoyar económicamente.