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Etiopía.- Médicos denuncian la muerte de pacientes en hospitales de Tigray a causa del bloqueo impuesto a la región

Reclaman al Gobierno y a la ONU «que intervengan para poner fin a la miseria, que dura ya muchos meses».

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Médicos y trabajadores sanitarios de Etiopía han alertado de la muerte de pacientes, incluidos niños, a causa del bloqueo impuesto a la región de Tigray (norte), lo que está impidiendo que lleguen medicinas y otros suministros a hospitales y centros médicos.

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En un comunicado publicado en la cuenta en la red social Facebook de la Universidad de Mekelle, en la capital de Tigray, los trabajadores del Hospital Especializado de Ayder han dicho que «escuchan y experimentan de primera mano todos los días el sufrimiento que padecen los pacientes» y han agregado que el texto «es una voz colectiva de los que trabajan en el hospital para hacerse eco de las peticiones que se escuchan a los pacientes cada día desde hace seis meses».

«No hay duda de que cualquiera que escuche o lea este comunicado será consciente del hecho de que satisfacer las necesidades sanitarias de una comunidad con pocos recursos como la nuestra es una tarea complicada, incluso en momentos de paz y estabilidad», han resaltado, antes de recordar que el centro da atención a cerca de nueve millones de personas en Tigray y otras regiones cercanas.

En este sentido, ha subrayado que también da cobertura a refugiados eritreos y ha hecho hincapié en que cada año pasan por las instalaciones alrededor de 300.000 pacientes, miles de los cuales son sometidos a cirugías y otras intervenciones.

«Sin embargo, en un momento en el que mentalmente no estábamos preparados nos hemos encontrado en una situación que no considerábamos posible ni en nuestras mayores imaginaciones. ¿Cómo podíamos esperar tener que cancelar operaciones por falta de fluidos intravenosos, anestesia o decir a los pacientes o a sus familiares que lo encuentren en la ciudad cuando el paciente necesita apoyo rápido?», se han preguntado.


En esta línea, han resaltado que los trabajadores sanitarios «se han visto forzados a trabajar en un hospital sin fluidos intravenosos, guantes o incluso los antibióticos más comunmente utilizados, medicaciones contra el dolor, medicamentos vitales para mujeres de parto o para enfermedades mentales».

«La disponibilidad de medicamentos esenciales, que era del 79,3 por ciento hace dos años y del 82 por ciento el año pasado, ha caído al 17,5 por ciento. La disponibilidad de pruebas de laboratorio, que era del 93,7 por ciento hace dos años y del 84,2 por ciento el año pasado, ha caído al 42,1 por ciento», han detallado.

Así, han alertado de que «estas cifras descienden rápidamente cada semana» y han asegurado que el suministro de oxígeno no está garantizado, lo que ha provocado la muerte de pacientes «por la frecuente rotura de máquinas que podrían haber sido reparadas si hubiera partes sueltas del fabricante que hubieran llegado de Adís Abeba a Mekelle, lo que ahora es totalmente imposible».

«Para empeorar las cosas, los cortes de energía son más frecuentes y se prolongan a veces durante varios días. No hay medios de comunicaciones entre el hospital y el mundo exterior. Tenemos que andar y encontrar a una persona en situación de necesidad», han criticado, antes de recordar que los trabajadores no han cobrado sus salarios desde hace siete meses o sus horas extras desde hace casi trece meses.

«No podemos retirar ninguna cantidad de dinero que tuviéramos en bancos públicos o privados por el cierre total del sistema bancario. No tenemos nada para alimentar a nuestras familias o a nosotros mismos», han indicado, mientras que los suministros entregados de forma gratuita por donantes y socios «no han llegado al hospital desde hace seis meses».

Los firmantes han lamentado que «como resultado, niños que necesitaban cirugías de derivación han muerto, mientras que los que tenían un cáncer tratado se vieron privado de sus derechos y los que sufren fracturas tienen que esperar mientras están inmovilizados».


«Aquellos que podían ser fácilmente salvados con hemodiálisis están muriendo. Pacientes que han tenido diálisis desde hace años en nuestro hospital están abogados a morir porque los suministros que podrían haber sido llevados no pueden llegar hasta nosotros», han reseñado.

«El mundo hace frente a una prueba por la COVID-19. Añadan una guerra a gran escala y luego un cerco. Imaginen estos tres combinados en una región pobre que lucha por la supervivencia incluso en tiempos de paz y estabilidad», han señalado, antes de preguntarse «cómo deja el mundo que esta crisis creada por el ser humano continúe sin descanso a pesar de que existen las capacidades y los medios para detenerla».

PIDEN AL GOBIERNO Y A LA ONU «PONER FIN A LA MISERIA»

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Por ello, han pedido a profesionales sanitarios nacionales e internacionales que den su apoyo al llamamiento y han reclamado al Gobierno de Etiopía, a Naciones Unidas y a las ONG que «intervengan para poner fin a la miseria, que dura ya muchos meses».

«Sea cual sea la causa de la guerra, no puede estar bien o ser ético negar a los pacientes un tratamiento vital. Tampoco puede estar justificado retener durante meses el presupuesto de un hospital durante meses como si no fuera responsabilidad del Gobierno de Etiopía que el hospital lleve a cabo sus actividades y dé atención a civiles inocentes que necesitan urgentemente tratamiento», han criticado.

«Ya es muy tarde, pero las autoridades sanitarias nacionales, continentales y mundiales, así como los gobiernos y las organizaciones responsables de solucionar estos problemas, pueden evitar una catástrofe», han remachado los firmantes en su comunicado, sin que el Gobierno etíope se haya pronunciado al respecto.

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El Ejecutivo etíope y el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) se han acusado mutuamente de impedir la llegada de suministros y materiales a Tigray, en el marco de un bloque impuesto por Adís Abeba en la región tras el estallido del conflicto en noviembre de 2020.

Las autoridades etíopes anunciaron el 24 de diciembre que no realizarían nuevos avances contra el TPLF en Tigray –a donde se replegó el grupo–, tras una ofensiva que en las semanas previas permitió al Gobierno recuperar los territorios que controlaba el TPLF en las regiones de Amhara y Afar.

El conflicto estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército, situada en Mekelle, tras lo que el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo.

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El propio Abiy se trasladó a finales de noviembre al frente de guerra para encabezar las operaciones militares y recientemente regresó a la capital tras los últimos avances del Ejército, mientras que el TPLF ha rechazado hasta la fecha un diálogo con Abiy si no se cumplen sus condiciones y ha abogado abiertamente por la dimisión del primer ministro.

El TPLF acusa a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.

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