Xi Jinping denuncia injerencias externas en Kazajistán para orquestar una «revolucion»
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de China ha aparcado la cautela inicial sobre la crisis social y política que atraviesa Kazajistán y se ha posicionado claramente del lado del presidente, Kasim Jomart Tokayev, tanto en relación a la represión de las manifestaciones como a la implicación militar de países de la región.
El presidente de China, Xi Jinping, le ha enviado un mensaje a su homólogo kazajo en el que aplaude sus iniciativas para calmar la situación. Según Xi, ponen de manifiesto la voluntad de Tokayev de proteger el país y a sus ciudadanos, informa la prensa oficial china.
Xi sospecha que tras la ola de movilizaciones desatadas por el aumento del precio del gas se ocultan en realidad actores externos que pretenden aumentar la inestabilidad y orquestar una «revolución de color», término con el que estaría vinculado el caso de Kazajistán a otras revueltas similares vividas en otros países durante los últimos años.
El presidente chino, que ha subrayado los lazos de amistad que unen a su país y a la antigua república soviética, ha ofrecido la ayuda de Pekín para superar las actuales «dificultades», si bien no ha aclarado en qué forma podría concretarse este apoyo al país vecino.
Pekín cambia de esta forma su mensaje público, alinéandose claramente con las autoridades kazajas y la movilización de los países de la región después de que el jueves se limitase a describir las movilizaciones en Kazajistán como un «asunto interno».
«China respalda todos los esfuerzos que ayuden a las autoridades de Kazajistán a terminar cuanto antes con el caos», ha afirmado este viernes el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, en una rueda de prensa en la que también ha criticado que actores externos puedan aprovechar la crisis kazaja para incentivar la violencia, según la agencia de noticias DPA.
Tokayev, que este viernes ha dado orden de disparar sin previo aviso a cualquier persona que pueda ser catalogada de «terrorista», solicitó la ayuda de sus aliados para reprimir las movilizaciones, lo que se ha traducido en un primer despliegue de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), de la que forma parte Rusia.
