MADRID, 20 Ene. (EDIZIONES)-
Florian Ledoux, de 32 años, de Troms (Noruega), vio al agotado oso echando cuarenta cabezadas en un trozo de hierba al pie de un acantilado para aves en Svalbard (Noruega).
El fotógrafo de naturaleza afirma que el oso polar se había colocado hábilmente para poder atrapar a los polluelos que caían del acantilado mientras aprendían a volar.
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«Los osos polares recorren el vasto paisaje en verano y a veces se les puede ver en terrenos muy aleatorios y sorprendentes», afirmó Ledoux.