TOKIO (AP) — Los restaurantes y bares cerrarán más temprano en Tokio y en otra docena de áreas de Japón a partir del viernes, al ampliar el país las restricciones por el COVID-19 luego de que los casos alcanzaran nuevos máximos históricos en zonas metropolitanas debido a la variante ómicron.
La medida, implementada un paso antes de alcanzar un estado de emergencia, es la primera en el país desde septiembre y está programada a mantenerse en vigor hasta el 13 de febrero. Otras tres prefecturas — Okinawa, Hiroshima y Yamaguchi — están bajo restricciones similares desde enero pasado, por lo que ahora las medidas restrictivas abarcan 16 demarcaciones, o una tercera parte del país.
A pesar de que buena parte de la población adulta de Japón cuenta con esquema completo de vacunación contra el COVID-19, muy pocos han recibido la dosis de refuerzo, la cual ha sido una protección vital contra la muy contagiosa variante ómicron.
A lo largo de la pandemia, Japón se ha negado a implementar cierres para limitar la propagación del coronavirus, y en lugar de ello se ha enfocado en reducir los horarios de operaciones de restaurantes y prohibir la venta de bebidas alcohólicas. Asimismo, le recomienda a la población el uso de mascarillas y mantener la distancia social, en un intento del gobierno por minimizar el impacto sobre la economía.
La medida más reciente pide a la mayoría de los restaurantes cerrar a las 8 de la noche, mientras que los eventos de mayores dimensiones pueden operar a su máxima capacidad siempre que cumplan con planes para combatir al virus.
Los detractores aseguran que las medidas, enfocadas casi exclusivamente en bares y restaurantes, no tienen mucho sentido y son injustas.
Después de más de dos años de restricciones reiteradas y solicitudes de distanciamiento social, los japoneses cada vez cooperan menos con estas medidas. La población ha vuelto a trasladarse en trenes llenos y a comprar en tiendas atestadas de gente.
Japón redujo las restricciones fronterizas brevemente durante noviembre, pero volvió a endurecerlas rápidamente para prohibir la entrada de la mayoría de los extranjeros una vez que la variante ómicron comenzó a propagarse en otras naciones. El gobierno japonés dice que mantendrá sus estrictas políticas fronterizas hasta finales de febrero, al tiempo que el país intenta reforzar los tratamientos y sistemas médicos.
Los estrictos controles fronterizos han provocado críticas de estudiantes y académicos extranjeros, quienes consideran que dichas medidas carecen de fundamentos científicos.
Tokio reportó 8.638 nuevos casos de coronavirus el jueves, con lo que rebasó su récord anterior de 7.377 impuesto en la víspera.