MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Los hipopótamos son capaces de reconocer las ‘voces’ de sus compañeros y también responden con menos agresividad a las llamadas de un vecino en comparación con las de un extraño.
«Descubrimos que las vocalizaciones de un individuo extraño inducían una respuesta conductual más fuerte que las producidas por individuos del mismo grupo o de un grupo vecino –dice Nicolas Mathevon, de la Universidad de Saint-Etienne (Francia), que publica resultados en Current Biology–. Además de demostrar que los hipopótamos son capaces de identificar a sus congéneres basándose en las firmas vocales, nuestro estudio pone de relieve que los grupos de hipopótamos son entidades territoriales que se comportan de forma menos agresiva con sus vecinos que con los extraños».
Mathevon y sus colegas están interesados en la bioacústica, el estudio de cómo los animales intercambian información a través del sonido. Les interesan especialmente las redes de comunicación, en las que varios individuos envían y reciben información a la vez.
Los hipopótamos son animales difíciles de estudiar porque puede ser complicado identificar y localizar a los individuos. Los investigadores lo consiguieron trabajando en la Reserva Especial de Maputo (Mozambique), una zona que incluye varios lagos habitados por hipopótamos.
Primero grabaron llamadas representativas de cada grupo de hipopótamos. Después reprodujeron las grabaciones a todos los demás hipopótamos para ver cómo reaccionaban a las llamadas de su propio grupo (familiar) frente a las de otro grupo del mismo lago (vecino) o de un grupo más lejano (extraño).
Los investigadores descubrieron que los hipopótamos responden a una llamada reproducida respondiendo vocalmente, acercándose y/o rociando estiércol. Curiosamente, la respuesta variaba según se tratara de hipopótamos conocidos o desconocidos.
La intensidad general de la respuesta de los hipopótamos aumentaba cuando oían a un desconocido. Los hipopótamos también eran más propensos a rociar estiércol, un comportamiento de marcado territorial, cuando oían el sonido de un hipopótamo que no pertenecía a su grupo.
Cuando los hipopótamos están en el agua, parecen bastante inactivos, explica Mathevon. Pero estos resultados demuestran que realmente prestan mucha atención a su entorno. Cuando escucharon la llamada de otro hipopótamo desde la orilla, respondieron de inmediato. «Las respuestas a las señales sonoras que emitimos fueron muy claras, y no lo esperábamos», reconoce.
Los resultados ofrecen información útil sobre la comunicación y los grupos sociales de los hipopótamos. También tienen importantes implicaciones para la política de conservación, dicen los investigadores. Por ejemplo, explican, los animales suelen ser reubicados para mantener las poblaciones locales en tamaños saludables, pero los resultados sugieren que hay que tomar precauciones antes de hacer ese tipo de traslado.
«Antes de reubicar a un grupo de hipopótamos en un nuevo lugar, una precaución podría ser emitir sus voces desde un altavoz a los grupos ya presentes para que se acostumbren a ellas y su agresividad disminuya gradualmente –apunta Mathevon–. También se podría considerar la reciprocidad, en la que los animales que se van a trasladar se acostumbren a las voces de sus nuevos vecinos antes de que lleguen».
En futuros estudios, los investigadores esperan saber más sobre lo que comunican los hipopótamos a través de sus llamadas. Explorarán cómo reconocen el sonido de otros hipopótamos y si las voces delatan otras características, como el tamaño, el sexo o la edad.