El Gobierno marroquí presume del apoyo de EEUU a su plan de autonomía para el Sáhara Occidental
MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, realizó esta semana una gira por Marruecos y Argelia en la que, sin salirse del guion político, ha reivindicado la alianza con ambos países norteafricanos, a costa en ocasiones de no aclarar hasta qué punto siguen vigentes las doctrinas fijadas por el expresidente Donald Trump.
Un tuit publicado por Trump en diciembre de 2020 redibujó la política estadounidense en el Magreb. En él, anunciaba la firma de una orden ejecutiva para reconocer «la soberanía marroquí sobre el Sáhara, dentro de un paquete de gestos que incluía por otro lado la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca no ha supuesto una marcha atrás en este reconocimiento, que ‘de facto’ sigue vigente. De hecho, Blinken evitó expresamente responder en una rueda de prensa en Argelia a una pregunta sobre el aval que concede la actual Administración a la soberanía marroquí en la antigua colonia española.
Tampoco aclaró qué ocurre con el consulado que Trump prometió abrir en Dajla, de tal manera que, durante su escala en Marruecos, se ha limitado únicamente a celebrar la construcción de una nuevo edificio consular en Casablanca que debería estar terminado en 2024.
El ministro de Exteriores de Marruecos, Nasser Burita, esquivó igualmente en una comparecencia junto a Blinken una pregunta directa sobre el supuesto consulado en Dajla y se limitó a destacar el respaldo de Washington al plan de autonomía presentado en 2007 para el Sáhara Occidental.
El respaldo estadounidense a este plan es «firme y estable», en palabras de Burita, que hizo extensible este apoyo a todas las administraciones norteamericanas. «La autonomía bajo soberanía de Marruecos es la única solución apoyada por Estados Unidos y otros países», declaró, en alusión a un grupo que también engloba a España.
Según Blinken, la iniciativa marroquí es «seria, creíble y realista», una «potencial» hoja de ruta para resolver el litigio pendiente, tal como expresó en presencia de Burita, ciñéndose a los adjetivos que Washington suele utilizar.
RESPALDO A LA MEDIACIÓN DE LA ONU
Las alusiones al plan de Marruecos, en cambio, desaparecieron durante la escala en Argelia del jefe de la diplomacia norteamericana. Blinken se enfocó en defender el respaldo de su Gobierno a la mediación de Naciones Unidas y, en concreto, a la de su enviado especial, Staffan de Mistura.
Confía en esta mediación «para promover un futuro pacífico y próspero» para los saharauis, según declaró en una comparecencia en la Embajada norteamericana en Argel en la que negó que su oposición a la invasión rusa sobre Ucrania pueda contradecir de alguna manera la que mantiene en contextos como el Sáhara Occidental o Palestina.
Blinken también dejó fuera de su discurso alusiones directas a la crisis diplomática entre Marruecos y Argelia, dos países vecinos que no tienen relaciones desde agosto de 2021. Ambas están enfrentadas, entre otros temas, por sus diferentes posiciones sobre el Sáhara Occidental, donde Argel respalda al Frente Polisario.
El secretario de Estado estadounidense se limitó a destacar el papel de los dos países en materia de seguridad, reconociendo en este sentido su «preocupación» por la estabilidad de la región y sin especificar si las malas relaciones pueden lastrar de alguna manera la tranquilidad que reclama Washington.
Antes que Blinken, ya había visitado Marruecos y Argelia su ‘número dos’, Wendy Sherman, dentro de una gira celebrada este mismo mes y que incluyó una parada en España. Entre ambos viajes, España dio un giro político reconociendo la validez del plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, pero el caso español tampoco ha sido valorado por Estados Unidos.
Burita sí volvió a insistir en que es un punto de inflexión, un «nuevo capítulo» en las relaciones entre Rabat y Madrid que podría allanar el camino a otros gobiernos. De hecho, ante Blinken, el jefe de la diplomacia marroquí instó a otros gobiernos, principalmente europeos, a salirse de su «zona de confort» y seguir la estela de España.
Las autoridades argelinas, por su parte, han guardado silencio esta semana, a pesar de que la carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey de Marruecos, Mohamed VI, supuso que Argel llamase a consultas a su embajador en Madrid para dejar claro su malestar, «sorprendido» por el «brusco giro».