SAN JOSÉ (AP) — Mientras el futuro presidente de Costa Rica emitía su voto en una escuela de la capital, una joven le gritaba desde la acera: “¡Acosador!”
Los simpatizantes de Rodrigo Chaves la rodearon y acallaron sus gritos, pero ella se mantuvo firme. LLevaba alrededor del cuello una pañoleta con la leyenda «Por nuestro derecho a decidir”. Al salir del lugar, Chaves siguió de frente sin darle importancia a su presencia.
Esta fue apenas una muestra pública de las inquietudes que comparten muchas mujeres costarricenses sobre el economista conservador que ganó las elecciones del domingo y asumirá la presidencia del país el próximo 8 de mayo.
En una sociedad centroamericana de mayoría conservadora, Costa Rica ha dado señales de tendencias más progresistas en los últimos años. El aborto sigue siendo ilegal salvo en casos en los que la vida o la salud de la madre estén en riesgo, pero hace dos años se convirtió en la primera nación de la región en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Chaves ha provocado la molestia de las mujeres debido a que el Banco Mundial encontró que acosó sexualmente a varias mujeres mientras trabajaba en la institución. Al final, fue sancionado por conducta inapropiada y destituido, viéndose obligado a renunciar. Ha rechazado en varias ocasiones las acusaciones y ha tergiversado las acciones que se emprendieron en su contra.
Esa historia que su adversario, José María Figueres, resaltó en varias ocasiones durante los dos meses que transcurrieron entre la primera y la segunda vuelta electoral, celebrada el domingo.
Sin embargo, Figueres era visto como el rostro de un establishment político poco querido y enfrentaba acusaciones de corrupción, dejando a los costarricenses con dos opciones poco apetecibles.
Montserrat Sagot, feminista y socióloga en la Universidad de Costa Rica, comentó que le preocupaba el mensaje que envía la elección de Chaves a pesar de su historial de acoso.
Señaló que, según las encuestas, la conducta de Chaves hacia las mujeres no fue relevante para el 45% de las personas al momento de emitir su voto.
“En la experiencia de otros países como Estados Unidos, elegir personas como Chaves o (Donald) Trump lo que hace es legitimar la violencia contra las mujeres y sexual, pues es un hombre poderoso que se sale con la suya, que puede llegar a la presidencia”, declaró Sagot.
Sagot también expresó sus inquietudes de que el gobierno de Chaves pueda poner en riesgo los avances que se han logrado en torno a los derechos de las mujeres.
“Es muy preocupante que Chaves ha dicho que iba revisar la norma técnica del aborto, la norma de fecundación in vitro», comentó. «Eso es preocupante porque son normas que han sido imposiciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y nos pondrían en problemas frente a la Corte Interamericana”.
Mayra Bonilla, una estilista de 33 años que salía el martes de un supermercado en San José, dijo que era una “vergüenza” tener un presidente acusado de acoso. “Una en la calle no se siente segura porque le dicen cualquier vulgaridad”, señaló. “No podemos caminar solas y ahora los acosadores ven que pueden ser presidentes. Yo quedé muy triste con esta elección”, añadió.
Chaves no sería el primer presidente costarricense que enfrenta este tipo de acusaciones.
El expresidente Oscar Arias, quien gobernó durante dos periodos y fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, fue acusado de conducta sexual inapropiada por varias mujeres en 2019. Arias negó los señalamientos. En 2020, dos mujeres retiraron sus denuncias sin dar explicaciones.
Chaves les ha restado importancia a las acusaciones, asegurando que se trata de malentendidos culturales. En una conferencia de prensa el lunes, señaló que no hablaría más al respecto.
El año pasado, el tribunal administrativo del Banco Mundial señaló que una investigación interna arrojó que entre 2008 y 2013, Chaves lanzó miradas incómodas, realizó comentarios inapropiados sobre el aspecto físico, tuvo insinuaciones sexuales reiteradas y avances sexuales no deseados hacia varias empleadas del banco. El departamento de recursos humanos de la institución repitió esos detalles en una carta dirigida a Chaves, pero decidió sancionarlo por comportamiento inapropiado y no por acoso sexual.
“Los hechos del presente caso indican que el comportamiento (de Chaves) era de naturaleza sexual y que sabía o debía saber que su comportamiento no era bien recibido”, escribió el tribunal. Asimismo, también señaló que durante el proceso, el actual vicepresidente de recursos humanos del banco dijo en su testimonio “que estos hechos indiscutibles legalmente representan un acoso sexual”.
Chaves ha hecho un llamado a la unidad tras las elecciones y ha expresado su deseo de hacer frente a la corrupción y la desigualdad. El lunes, reconoció que gran parte de su apoyo procedía de personas con pocos recursos y ha dicho que una de sus principales prioridades es reducir el coste de vida, centrándose en la electricidad y la gasolina. También quiere disminuir la burocracia gubernamental para promover la creación de empleos.
Se presentó como alguien ajeno a la política, a pesar de haber fungido como ministro de Hacienda durante seis meses en el gobierno saliente de Carlos Alvarado. Su relativamente nuevo partido Progreso Social Democrático nunca había conseguido un cargo y le gusta recordar que es hijo de un guardaespaldas del expresidente José Figueres Ferrer, el padre del hombre al que derrotó el domingo.
Hasta ahora, Chaves ha adoptado un tono más conciliador respecto a la postura combativa que mostró durante su campaña.
El analista político Francisco Barahona dijo que es necesario, resaltando que el partido de Chaves tendrá apenas 10 de los 57 escaños en el nuevo Congreso.
“Este mes tiene que tener éxito con los partidos de oposición y tratar de cumplir más de una promesa de campaña”, comentó Barahona. El desafío será dejar atrás el carácter autoritario que mostró durante la campaña para encontrar una forma de negociar no sólo con la oposición política, sino con los tecnócratas que está sumando a su gabinete, explicó Barahona.