MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
La Fundación Codespa ha desarrollado un proyecto de cooperación internacional, con la financiación de AECID, en la frontera entre Ecuador y Colombia que ha ayudado a 1.100 familias vulnerables de la zona ha recuperar su economía y mejorar su inclusión social.
Es el caso de María Rubi Minda, una madre soltera de 65 años con siete hijos que ha conseguido pasar de vendedora ambulante a desarrollar su negocio ganadero que le permite cubrir sus necesidades. «Me gustaría que mis hijos continúen con la crianza de cabras y crecer; mejorar las instalaciones para incrementar la calidad y cantidad de leche que comercializo», afirma María Rubi Minda.
María ha aumentado su ganado de 3 a 36 cabezas, quiere aumentar hasta los 100, para elaborar productos como queso y manjar de leche de cabra, que le permitan obtener ingresos de forma constante. Hoy en día, los ingresos de venta de leche le permiten cubrir las necesidades básicas de su familia.
La pandemia estalló cuando daba sus primeros pasos este proyecto de cooperación internacional para la integración socioeconómica en la frontera Ecuador-Colombia. A los objetivos iniciales de fortalecer la coordinación transfronteriza con los gobiernos locales y fomentar cadenas de valor agropecuarias, se sumó la necesidad de recuperar los ingresos perdidos por estas poblaciones durante la crisis sanitaria.
«Los territorios fronterizos entre Colombia y Ecuador son un ejemplo de cómo la pobreza extrema se instala en un lugar, generando obstáculos insalvables para las personas», ha explicado Ferrán Gelis, de Codespa Ecuador. «Impulsamos la mejora de la producción de lácteos para alcanzar los niveles de calidad exigidos en el mercado nacional. La experiencia está siendo todo un éxito porque hemos logrado que muchas personas puedan vincularse como proveedores de una empresa local, Mondel», ha añadido Gelis.
Los integrantes de la asociación colombiana Aproleche, gracias a la formación especializada en ganadería y producción, han incrementado su producción y fortalecido su red comercial. «Lo más importante que hemos aprendido es el manejo del pastoreo que, en mi caso, me ha permitido aumentar la producción de 60 litros a 120 litros de leche al día», ha explicado Remigio Delgado, uno de los socios.
MEJORA DE LOS INGRESOS
El trabajo promovido para la empleabilidad e inclusión financiera ha dado sus frutos. Las familias desplazadas y afectadas por el conflicto, así como personas en movilidad y población de acogida están logrando superar la crisis. En una primera fase, alrededor de 700 mujeres –en su mayoría, cabezas de familia– mejoraron sus ingresos en un 11,32%, en promedio.
Además, unas 450 personas de Colombia y Venezuela, afectadas por los conflictos internos de sus países y desplazadas a Ecuador, han emprendido alguna actividad económica y han recibido atención psicosocial y 181 (57% mujeres) de ellos, han accedido a crédito productivo para impulsar su emprendimiento.
Se ha logrado canalizar la entrega de más de 1.400.000 dólares en calidad de crédito para 418 personas (217 mujeres y 201 hombres) y 7 créditos para inversiones en activos fijos por un monto total de 102.000 USD para 5 asociaciones de productores con un cumplimiento del 99% de las obligaciones. Esto fue posible gracias a las alianzas con la Cooperativa de Ahorro y Crédito Mujeres Unidas (CACMU), con la Cooperativa Federación de Campesinos de Lago Agrio (FOCLA) y con la banca pública (BanEcuador).
Toda esta estrategia de crédito viene acompañada por un programa de educación financiera para personas vulnerables en el que a lo largo de todo el Convenio se ha logrado capacitar a 1.680 personas (60% mujeres).
Codespa también se ha involucrado en seis programas públicos y privados de fomento del emprendimiento, de los que han surgido 300 iniciativas de micro-emprendimiento. El 30% de las microempresas creadas en esta región transfronteriza han sido creadas por mujeres. Un 25% pertenece a migrantes, jóvenes o víctimas del conflicto armado.