“Esto apesta”. El dilema de la izquierda francesa.

PARÍS (AP) — Mientras los franceses se preparan para votar el domingo, el artista parisino Vincent Aïtzegagh se fue a un bucólico pueblito para evitar lo que para él, y para millones de izquierdistas, es un dilema electoral imposible de resolver. Por primera vez en su vida, este hombre de 65 años decidió no votar.

“Me voy de aquí”, expresó. “Esto apesta”.

Votantes desilusionados, que apoyaron a candidatos que no sobrevivieron a la primera ronda electoral del 10 de abril, son el gran interrogante de la segunda vuelta. Su voto –o su abstención– bien podrían decidir si el centrista Emmanuel Macron es reelegido para otro período de cinco años o si es reemplazado por la ultraderechista Marine Le Pen.

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Las opciones son algo “horrible, que dan ganas de llorar”, expresó Clek Desentredeux, un artista incapacitado que votó por un izquierdista radical, Jean-Luc Melenchon, en la primera vuelta.

Melenchon cosechó 7,7 millones de votos y se quedó 420.000 votos de la segunda vuelta, finalizando tercero, detrás de Le Pen.

Tanto Macron como Le Pen se pasaron las dos últimas semanas cortejando el voto de los partidarios de Melenchon. No es una empresa fácil.

En términos generales, muchos izquierdistas no le perdonan a Macron el haber dinamitado el panorama político de Francia con un gobierno centrista, que se apropió de ideas y partidarios de los partidos tradicionales de izquierda y derecha con una política enfocada en sacar adelante proyectos.


Su pragmatismo le resulta oportunista y poco osado a muchos izquierdistas que prefieren una división ideológica más clara. Hay quienes describen a Macron como amigo de los ricos y de los explotadores. Lo culpan incluso por la creciente popularidad de Le Pen, diciendo que, en su esfuerzo por quitarle votos a Le Pen, se corrió demasiado hacia la derecha.

Irónicamente, Le Pen puede ser la salvación de Macron. Después de despotricar por años contra la inmigración y la influencia del Islam en el país europeo con la mayor población islámica, Le Pen es detestada por muchos izquierdistas que la consideran una xenófoba.

Al reconocer su derrota, Melenchon dijo a sus partidarios que “no deben darle un solo voto a madame Le Pen”. Lo repitió cuatro veces.

Pero no les pidió que votasen por Macron. Se limitó a decir que esa era una decisión individual de cada uno y que en esta elección había que optar “por el mal menor”.

Algunos piensan expresar su malestar con gestos como colocar papel higiénico en el sobre. Otros directamente no votarán o votarán en blanco.

“Voy a votar porque muchas mujeres murieron por mi derecho a hacerlo”, expresó Emma Faroy, una parisina de 22 años. “Pero votaré en blanco. No quiero votar por ninguno de ellos”.


Otros dicen que se taparán la nariz y votarán por Macron para evitar que gane Le Pen. Y algunos apoyarán a la candidata derechista en señal de desaprobación del gobierno de Macron.

Varias encuestas dicen que Macron asoma como favorito en una contienda pareja, en buena medida porque la gente de Melenchon votará mayormente por él. El resultado, no obstante, todavía es incierto porque hay muchos indecisos.

“Decidiré mi voto a último momento”, dijo Pierre Gineste, un jubilado que apoyó a Melenchon en la primera vuelta. Aclaró que una cosa es segura: No votará por Le Pen.

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El dilema electoral está poniendo a prueba amistades y la concordia familiar. Aïtzegagh votó por el candidato del partido verde en la primera ronda, su hija por Melenchon. Ella le dijo a su padre que ahora podría apoyar a Le Pen porque no soporta a Macron. “Si votas por Le Pen, te desheredo”, le advirtió

Aïtzegagh.

En el 2002, cuando el padre de Le Pen, Jean-Marie, conmocionó la política francesa al avanzar a la segunda ronda, Aïtzegagh fue parte del 82% del electorado que le dio una victoria aplastante al conservador Jacques Chirac, en una manifestación de repudio a la extrema derecha.

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En el 2017, Aïtzegagh apoyó a Macron en la segunda vuelta, nuevamente para evitar una victoria de Le Pen. Macron ganó ampliamante, con el 66% del voto contra el 34% de su rival.

Quedó claro que mucha gente votó en contra de Le Pen, no a favor suyo. Lo mismo sucederá el domingo.

Pero Aïtzegagh dijo que, “con mucha tristeza e indignación”, esta vez se abstendrá. Nunca votaría por Le Pen y considera que el gobierno de Macron representó “cinco años de cólera, cinco años de basura, cinco años de destrucción”.

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“Ya basta de esto”, expresó.

Desentredeux, que usa un pronombre de género neutral, dice que lo pensó mucho y que al final decidió que la presencia de Le Pen no le deja otra opción.

Es la primera vez que tiene edad para votar y apoyará a Macron, por mucho que le pese.

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“Una victoria de Macron es una catástrofe, pero una de Le Pen es algo criminal”, sostuvo. “No quiero hacerlo (votar por Macron), pero siento que es una obligación hacerlo”.

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Alex Turnbull colaboró en este despacho.

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