Guerra en Ucrania da pie a revisar los vetos de la ONU

NACIONES UNIDAS (AP) — Dos días después del ataque de Rusia a Ucrania, la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU votaron para exigir que Moscú se retirara. Una cosa se interpuso en su camino: un veto de la propia Rusia.

Fue el último de una serie de vetos empleados durante décadas —sobre temas que van desde la Guerra de Corea hasta el conflicto entre israelíes y palestinos, pasando por el cambio climático— que, al menos temporalmente, paralizaron al organismo que fue diseñado para ser el componente más poderoso de la ONU.

Luego se produjo una ronda de críticas por el poder de veto concedido a sólo cinco de sus 15 miembros: China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña.

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Cada uno de ellos ha recurrido a ese poder a lo largo de los años.

Las propuestas para cambiar la estructura del Consejo de Seguridad o frenar los vetos han fracasado durante más de medio siglo.

Pero ahora parece que un nuevo enfoque —someter los asuntos vetados al escrutinio de todos los miembros de la ONU— está ganando fuerza.

La medida, impulsada por Liechtenstein, cuenta con más de 55 copatrocinadores, incluido Estados Unidos. La Asamblea General, de 193 miembros, habrá de examinar la propuesta de resolución el martes.


“Se trata de una iniciativa realmente importante”, dijo Thomas Weiss, profesor de ciencias políticas de la City University of New York y miembro distinguido del Chicago Council on Global Affairs, especializado en la política de la ONU.

En su opinión, la propuesta fomenta la transparencia y desafía la idea de que unos pocos países poderosos pueden arruinar las iniciativas del Consejo de Seguridad sin siquiera dar una explicación.

“Deja entrever, de modo significativo, que el veto no es sacrosanto”, dijo.

Esta propuesta no limitaría los vetos, pero desencadenaría debates públicos en la Asamblea General y se invitaría al país o países que hubieran emitido un veto a decir sus motivos.

La asamblea no tendría que tomar, ni siquiera considerar, ninguna medida. En cualquier caso, el debate podría poner en aprietos a los que vetan y permitir que otros países sean escuchados.

El objetivo es “promover la voz de todos los que no tenemos derecho a veto —y que no estamos en el Consejo de Seguridad— en asuntos de paz y seguridad internacionales porque nos afectan a todos”, dijo el embajador de Liechtenstein en la ONU, Christian Wenaweser.


Desde la fundación de la ONU en 1945, los aliados de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña, Francia, China, la Unión Soviética (a la que sucedió Rusia) y Estados Unidos han sido los únicos países con puestos permanentes y poder de veto en el Consejo de Seguridad. Los demás miembros son elegidos por períodos de dos años.

La Asamblea General tiene un mayor número de miembros y una agenda más amplia, pero el Consejo de Seguridad tiene más poder.

Sus resoluciones son jurídicamente vinculantes, aunque a veces se ignoren, y pueden implicar una acción militar (es decir, reunir fuerzas de mantenimiento de la paz con la aportación de tropas de varios países).

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Los vetos no tardaron en surgir. Tampoco faltó la frustración.

A finales de 1946, la Asamblea pidió al Consejo que “hiciera todo lo posible” para que los vetos no impidieran la toma de decisiones.

Hasta la fecha, ya se han vetado más de 200 propuestas del Consejo de Seguridad, algunas de ellas por parte de varios países, según los archivos de la ONU.

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Abordaban temas tan diversos como la información sobre los arsenales, y tan específicos como la gobernanza de una parte de las Comoras, una nación del Océano Índico.

La Unión Soviética/Rusia es el país que más vetos ha emitido, seguido de Estados Unidos. En menor número aún, Gran Bretaña, China y Francia.

Otras innumerables ideas nunca se sometieron a votación debido a que se preveía un veto.

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Todo esto ha generado reclamos de que la parálisis del Consejo de Seguridad socava su legitimidad y la fe pública en la ONU, y la invasión rusa de Ucrania sólo ha puesto más en evidencia esos descontentos.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, dijo al consejo a través de un vídeo el 5 de abril que el grupo “simplemente no puede trabajar de forma efectiva”, y pidió a los miembros que eliminen a Rusia, se reformen o “se disuelvan y trabajen por la paz”.

Con el Consejo de Seguridad en un punto muerto, la Asamblea General —donde no existe veto— ha votado para exigir a Rusia que detenga la guerra, para culpar a Rusia de la crisis humanitaria que se ha producido, para instar a un alto el fuego inmediato y para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Posteriormente, Rusia dijo que se había retirado del grupo de derechos antes de la votación.

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Las resoluciones de la Asamblea pueden funcionar como declaraciones destacadas de la opinión mundial, pero no son legalmente vinculantes.

Liechtenstein planeaba inicialmente presentar su propuesta en marzo de 2020, pero la aplazó debido a la pandemia de coronavirus, dijo Wenaweser. Dijo que el estancamiento de Ucrania ha contribuido a aumentar el apoyo a la idea.

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