MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, ha pedido a su hermano y presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, que eche mano de los poderes extraordinarios que le concede una enmienda constitucional para resolver la crisis política que atraviesa el país y que amenaza seriamente sus posiciones.
Mahinda podría ser destituido la semana que viene si la oposición demuestra que cuenta con la mayoría parlamentaria necesaria mientras que el presidente se expone a un posible juicio político precisamente por la llamada Vigésima Enmienda, que le atribuye competencias extraordinarias denunciadas como anticonstitucionales por sus críticos.
Según informan fuentes oficiales este domingo al diario ‘Daily Mirror’, el primer ministro ha pedido a su hermano que no dilate más la situación y acelere los procedimientos. Si bien Mahinda ha manifestado que no tiene intención de dimitir, el presidente le habría pedido hacerlo en privado.
Las fuentes del ‘Mirror’ han indicado que, en caso de que el presidente decidiera cesarle de manera fulminante mediante la Vigésima Enmienda, no pondría ningún problema al respecto.
Por su parte, el líder en el Parlamento del opositor partido del Poder del Pueblo Unido, Lakshman Kiriella, ha asegurado que la semana que viene se demostrará «que existe una mayoría» para cesar al jefe del Gobierno, aunque eludió dar más detalles por lo delicado de las negociaciones.
De momento no hay una clara estimación del número de apoyos con los que cuenta exactamente el primer ministro. Según fuentes del Gobierno, este pasado jueves, la mayoría de diputados del Parlamento (117 de 225) se mostraron a favor de la continuidad de Rajapaksa, pero el diputado opositor y ex ministro Udaya Gammanpila estimó a principios de semana que al menos 120 diputados se habían declarado en contra del mandatario.
Kiriella ha asegurado además que los intentos para aprobar un juicio político contra el presidente, que debe «renunciar su cargo y luego deben seguir las reformas constitucionales para garantizar controles y equilibrios entre los pilares del gobierno», según declaraciones recogidas también por el ‘Daily Mirror’.
El acuerdo para el proceso de destitución, anunciado ayer por el expresidente del país y líder del Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP), Maithripala Sirisena, ha tenido lugar tras una reunión entre el presidente y los principales representantes políticos, y se trata de una de las medidas más drásticas adoptadas por las autoridades ceilandesas desde el estallido de una de las peores crisis políticas y económicas que se recuerdan en el país.
El expresidente Sirisena no ha dado en ningún momento plazos sobre este procedimiento, a la espera de los resultados de las cruciales negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de cara a un préstamo de emergencia para aliviar la crisis económica.
El anuncio ha tenido lugar un día después de la huelga general y el millar de manifestaciones multitudinarias para exigir el cambio de Gobierno –esta vez organizadas por los sindicatos– en las calles de la capital financiera del país, Colombo, y en más de una decena de ciudades como Matara, Kurunegala, Kandy, Anuradhapura, Chilaw, Kegalle y Gampah.
La pandemia y la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania han terminado por explotar en un país de por sí bajo una gran presión social entre acusaciones de corrupción y nepotismo contra el Gobierno del presidente Rajapaksa, quien desde hace semanas se las vez con importantes protestas por toda la isla.
Los precios del pan y del combustible se han disparado y cientos de personas han sido detenidas en las últimas semanas dentro de las manifestaciones contra el mandatario, que llegó a declarar el estado de emergencia y cambió a la práctica totalidad del Consejo de Ministros –salvo a su hermano– para apaciguar los ánimos.