MADRID (AP) — Las fronteras terrestres entre España y Marruecos en los enclaves de Ceuta y Melilla, dos ciudades españolas en la costa del norte de África, empezaron a reabrirse el martes tras más de dos años cerradas a causa del COVID-19 y de una crisis diplomática posterior entre las dos naciones.
Una multitud se congregó a medianoche en los cruces de Tarajal, en Ceuta, y de Beni Enzar, en Melilla, para presenciar la reapertura a medianoche del lunes.
Inicialmente, el paso está limitado a residentes con pasaporte de la zona Schengen europea y a sus familiares, y a finales de mes se extenderá a trabajadores transfronterizos.
El presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Eduardo de Castro, dijo en declaraciones a la radio estatal RNE que, en las primeras horas, el tránsito era el previsto.
La situación es “completamente normal, no hay aglomeraciones», afirmó agregando que los controles aduaneros tardarán “varios meses” en restablecerse.
A ambos lados de la cerca que separa los territorios españoles del marroquí, la economía local tienen una fuerte dependencia del cruce de productos y trabajadores.
Madrid y Rabat están tratando de enmendar su relación tras un año de disputas por región del Sáhara Occidental, una antigua colonia española que Marruecos se anexionó en 1976.
La reapertura de las fronteras se produce exactamente un año después de que Marruecos aliviase sus controles en torno a Ceuta, lo que permitió la entrada de miles de migrantes a España. Esa decisión fue ampliamente considerada como una represalia por la decisión de España de permitir el ingreso del líder del movimiento proindependencia del Sáhara Occidental al país para tratarse del COVID-19 en un hospital.
Las tensiones empezaron a relajarse a principios de año luego de que España respaldó el plan marroquí para conceder una mayor autonomía al Sáhara Occidental, que ha enojado a muchos habitantes de la antigua colonia que quieren la plena independencia.
Los transbordadores que unen ambos países comenzaron a funcionar hace unas semanas.