El mercado de los videojuegos es enorme. Se calcula que hay 3.240 millones de jugadores en todo el mundo, que generarán unos ingresos de más de 180.300 millones de dólares en 2021, según Newzoo.

Sin embargo, los juegos no tenían una gran reputación, ya que antes se pensaba que podían estancar el desarrollo mental de nuestros hijos. Pero investigadores del Karolinska Institutet (Suecia) y de la Vrije Universiteit Amsterdam han descubierto que no es tan simple.

Estudiaron la correlación entre los hábitos de pantalla de los niños estadounidenses y el desarrollo de sus capacidades cognitivas a lo largo del tiempo. A la edad de nueve o diez años, 9.000 participantes realizaron una batería de pruebas psicológicas para medir su inteligencia. También se preguntó a los niños y a sus padres sobre el tiempo que pasaban viendo televisión y videos, jugando a videojuegos y participando en las redes sociales. Algo más de 5.000 niños fueron objeto de seguimiento al cabo de dos años para repetir las pruebas psicológicas.

De media, los niños pasaban 2,5 horas al día viendo la televisión, media hora en las redes sociales y una hora jugando a los videojuegos.

Los resultados mostraron que los que jugaban más que la media aumentaban su inteligencia unos 2,5 puntos de CI más que la media.

“Jugar a los videojuegos puede realmente ayudar a aumentar la inteligencia. Esto concuerda con varios estudios experimentales sobre la práctica de los videojuegos”, explicó a Metro Torkel Klingberg, profesor de neurociencia cognitiva del Karolinska Institutet y autor del estudio.

Los investigadores también señalaron que los resultados están en consonancia con recientes investigaciones que demuestran que la inteligencia no es una constante, sino una cualidad en la que influyen los factores ambientales.

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hora al día es la media de tiempo que los niños pasan jugando a los videojuegos.

Tres beneficios para la salud de los videojuegos

Coordinación

Investigadores del Centro de Investigación de la Visión de Canadá determinaron en un estudio de 2010 que, además de ayudar a la coordinación mano-ojo, los juegos pueden ayudar al cerebro a realizar tareas más difíciles.

Memoria

Un estudio realizado en 2015 en la Universidad de California (EE.UU.) determinó que jugar a los videojuegos podría potenciar la forma en que el cerebro forma la memoria.

Mejores decisiones

Un estudio de 2013 confirmó que los juegos de estrategia podían mejorar la flexibilidad cognitiva. Así, los jugadores que disfrutan de los juegos de estrategia y gestión de recursos pueden realizar varias tareas a la vez y tomar mejores y más rápidas decisiones.

Entrevista

Torkel Klingberg

profesor de neurociencia cognitiva del Karolinska Institutet, Suecia

P: ¿Por qué estudió la relación entre los videojuegos y la inteligencia de los niños?

- Los medios digitales ocupan cada vez más tiempo en la vida de los niños. Pero aún no sabemos mucho sobre su efecto en el desarrollo.

P: ¿Cómo descubrió que la exposición de los niños a las pantallas no perjudica las capacidades cognitivas?

- Midiendo la inteligencia en diferentes momentos y buscando cambios en la inteligencia que estuvieran estadísticamente relacionados con diferentes actividades con medios digitales. Fue un estudio longitudinal, en el que se controló el sesgo de selección (es decir, que los niños con un determinado perfil psicológico eligieran determinadas actividades digitales), el entorno socioeconómico y las diferencias genéticas.

P: ¿Cómo pueden los videojuegos aumentar la inteligencia de los niños?

- Sabemos, por una amplia gama de experimentos y estudios, que las capacidades cognitivas son maleables. Los resultados de nuestro nuevo estudio encajan con este conjunto de investigaciones anteriores.

P: ¿Por qué la televisión o las redes sociales no tienen un efecto positivo ni negativo en la inteligencia de los niños?

- No lo sabemos. Podría ser que un futuro estudio que tenga en cuenta exactamente el tipo de actividad (es decir, qué programas o apps) pudiera encontrar estos efectos en el futuro. También podría ser que la televisión y las redes sociales afecten a otras dimensiones del desarrollo infantil, como el bienestar psicológico.