BEIRUT (AP) — El presidente Michel Aoun dejó el palacio presidencial de Líbano el domingo, marcando el final de su mandato de seis años sin un reemplazo, dejando a la pequeña nación en un vacío político que probablemente empeorará su histórico colapso económico.
En este momento el país está dirigido por un gobierno interino después de que el primer ministro designado, Najib Mikati, no pudiera formar un nuevo gabinete luego de las elecciones parlamentarias del 15 de mayo. Aoun y sus partidarios han dicho que un gobierno así no tiene pleno poder para dirigir el país y advierten que se avecinan semanas de “caos constitucional”.
En un discurso fuera del palacio, Aoun dijo a miles de simpatizantes que aceptó la renuncia del gobierno de Mikati. Es probable que la medida prive aún más a la administración interina de legitimidad y empeore las tensiones políticas en el país.
Mikati respondió poco después en un comunicado diciendo que su gobierno continuará desempeñando sus funciones de acuerdo con la Constitución.
Muchos temen que un vacío de poder prolongado podría retrasar aún más los intentos de finalizar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que proporcionaría al Líbano unos 3.000 millones de dólares en asistencia, lo que se considera un paso clave para ayudar al país a salir de una crisis financiera de tres años que ha dejado a un 75% de la población en la pobreza.
Si bien no es la primera vez que el Parlamento no logra nombrar un sucesor al final de un mandato presidencial, será la primera vez que no habrá presidente y un gabinete interino con poderes limitados.
La Constitución permite que —en circunstancias regulares— el gabinete dirija el gobierno, pero no está claro si eso se aplica a un gobierno interino.
Wissam Lahham, profesor de derecho constitucional en la Universidad St. Joseph en Beirut, dijo a The Associated Press que los problemas de gobernabilidad que enfrentará el país son más políticos que legales.