NACALA (MOZAMBIQUE), 1 (por la enviada especial de EUROPA PRESS, Eva Rodríguez)
El padre Gasolina y la hermana Aurora no organizan marchas pidiendo a los gobiernos del mundo políticas más verdes, ni lanzan sopa de tomate contra un cuadro de Van Gohg, pero también son activistas contra el cambio climático. Lo hacen desde Mozambique, en la localidad rural de Netía, donde mantienen una misión religiosa y una escuela agraria gracias a unas placas solares, la creación de su propio compostaje o el uso de botellas de plástico para la construcción.
"Tenemos un serio problema de cambio climático. Nuestra tierra se está quedando casi desierta y nuestra población ha perdido el control de las estaciones del año", ha explicado el sacerdote mozambiqueño a Europa Press. También ha apuntado que, ahora, en el país "llueve cuando menos se espera" y lo que, en principio, "siempre se sembraba en enero, ahora ya no se puede". "El cambio climático es una realidad y las personas tenemos que hacer nuestro trabajo", ha insistido.
Ante esta situación, la primera acción del padre Gasolina y la hermana Aurora fue construir una presa, para que los vecinos pudieran aprovechar bien las aguas que corren cerca de la misión. Con esta iniciativa consiguieron un mejor uso de este bien tan preciado en la zona. Pero también han tenido que formar a la población en cómo hacer un uso responsable del mismo.
Según cuenta la hermana Aurora, las mujeres lavaban la ropa junto a la presa, ensuciando el agua que otros querían para beber o cocinar. Es por eso que, además de informar, han decidido construir un lavadero.
Gasolina y Aurora confiesan que la presa ha cambiado la vida de la comunidad y más desde que la ONG Manos Unidas ha financiado una construcción más sólida que la que ellos habían realizado. Hoy, esta construcción es sitio de encuentro de muchos ciudadanos de la zona e, incluso, de comunidades lejanas que vienen a utilizar estas aguas.
LA "REVOLUCIÓN" DE LAS PLACAS SOLARES
Desde la ONG Manos Unidas también han llegado a Netía unas placas solares que han "revolucionado" la vida en la comunidad. Gracias a ellas han dejado de vivir pendientes de un generador que "gastaba mucho" y apenas duraba "un par de horas", lo justo para "saber donde uno iba a dormir y meterse en la cama".
Ahora, los alumnos y profesores "pueden preparar sus clases o estudiar" por las noches, también pueden acceder a Internet para estar más preparados y, todo, gracias a la energía solar. Además, el centro se prepara para conseguir un nuevo nivel de estudios con la integración en las aulas de Internet y otro tipo de tecnología y máquinas. "Soñamos con poner en marcha un curso de carpintería", ha declarado el padre.
Pero estas placas también sirven para hacer funcionar la bomba de agua o para poner en marcha los congeladores de la misión. Ahora, sus miembros pueden "conservar los alimentos". "Con la ayuda de Manos Unidas para la adquisición de los paneles solares, nuestra escuela y nuestra misión está en mayores términos de igualdad en relación a las ciudades. Han traído la revolución", ha insistido.
EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL
La lucha de este sacerdote contra el cambio climático llega también a través de las propias enseñanzas que realiza en su escuela agraria y que se centra, principalmente, en "enseñar a los alumnos a reutilizar todo" para "el enriquecimiento y renovación de las tierras".
De hecho, este centro realiza su propio compostaje con los recursos naturales que les permiten las vacas y los pollos que allí crían. También cultivan numerosas plantas y árboles frutales con los que tienen intención de "repoblar las comunidades", para que sus habitantes puedan conseguir fruta y para dar sombra a los hogares y las zonas donde puedan las familias criar animales.
El padre Gasolina advierte de que, sin un pensamiento puesto en el futuro medioambiental de la zona, sus habitantes "no iba a llegar muy lejos". Y, en este sentido, ha recordado las palabras del Papa Francisco cuando llama a cuidar la "casa común". "Todos debemos cuidar nuestra casa común, que es el mundo", ha señalado.
CONSTRUCCIONES CON BOTELLAS
Pero Gasolina no es el único que en la misión de Netía que habla en sus discursos sobre la reutilización. La hermana Aurora, natural de Perú, es una de las mayores defensoras de esta práctica. Además de construir canales para no desperdiciar el agua que se usa para el lavado --la aprovecha para regar las huertas-- tiene un proyecto para construir una "escueliña" (escuela infantil) usando botellas de plástico.
La idea se le ocurrió tras ver el gran número de ellas que acababa en la basura cada día. Así que decidió rellenarlas de arena y usarlas como base para levantar unos baños. Hoy muestra orgullosa el resultado mientras nos explica que ni el ciclón que asoló la zona este año ha podido con su estructura.
Es por eso que ahora está trabajando en este proyecto en el que colaboran madres de la comunidad, que ayudan a rellenar de arena las 50.000 botellas que, según ha explicado la hermana, necesitarán para abrir el centro que, espera, tenga unos 52 alumnos.