BRUSELAS, 22 (EUROPA PRESS)
En el marco de un debate en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, el jefe de la diplomacia comunitaria ha señalado que en Europa existe una gran disparidad de opiniones sobre cómo abordar la relación con China, desde aquellos que piden cortar lazos por sus violaciones de derechos a quienes defienden una vía pragmática.
En este sentido, Borrell ha recordado que cada día China y la UE tienen un intercambio comercial de 2.000 millones de dólares para subrayar que "cuando se intercambia tanto, la relación tiene la importancia que tiene".
"No entiendo porque la visita del canciller alemán a China levanta tanta preocupación, ¿no es normal que el canciller del país que exporta el 3 por ciento de su PIB (vaya)? ¿Cuántas veces fue Angela Merkel a China?", ha argumentado el Alto Representante.
Frente a los eurodiputados, el exministro español ha insistido en que las relaciones con China deben observarse desde el prisma del "realismo" ya que el gigante asiático juega un papel clave ante "problemas reales", como el cambio climático.
"Me gustaría que en todas las consideraciones que he oído se tome en cuenta la realidad de la vida, la complejidad de esta realidad y la necesidad de que el Parlamento Europeo contribuya a ello", ha insistido.
LAS DEPENDENCIAS NO SE CONVIERTAN EN VULNERABILIDADES
En todo caso, el responsable de Exteriores de la UE ha reconocido que la relación con China es "una de las cosas más desafiantes a las que debe hacer frente" los europeos y ésta seguirá teniendo "muchas caras", siendo el gigante asiático un actor con el que la UE debe cooperar aunque tengan modelos políticos antagónicos.
El "desacoplamiento" con respecto a China "no es una opción", ha avisado Borrell, recalcando que tampoco Estados Unidos se plantea este escenario. Eso sí, ha señalado que la UE debe estar alerta para que las dependencias comerciales que marcan ahora la relación no se conviertan en "vulnerabilidades" en un futuro, como ha sucedido con Rusia en el plano energético.
En este sentido, ha dibujado un paralelismo entre la dependencia de China con respecto a la transición verde, como es el caso de producción de paneles solares, que representan un 80 por ciento del sector en Europa, con respecto a los combustibles fósiles rusos.
