MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El Gobierno palestino ha resaltado este lunes que el primer ministro encargado de Israel, Benjamin Netanyahu, debe asumir "responsabilidad total y directa" de las acciones y posiciones del próximo Ejecutivo, antes de agregar que las futuras políticas israelíes "amenazan con sabotear cualquier oportunidad de revivir el proceso de paz".
El Ministerio de Exteriores palestino ha señalado en un comunicado que Netanyahu "es el principal responsable de aplicar estas políticas racistas y extremistas" y ha resaltado que tiene "responsabilidad directa" por las "acciones y posiciones de sus socios de extrema derecha", entre ellos Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich.
Así, ha recalcado que 'Bibi' "no podrá ocultar su hostilidad hacia la paz escondiéndose detrás del racismo y el extremismo de Ben Gvir", al tiempo que ha alertado de las "desastrosas repercusiones" sobre el terreno de la inclusión de este tipo de figuras políticas en el próximo Gobierno de Israel.
"Nuestro pueblo se mantiene firme en su patria y se adhiere a sus justos y legítimos derechos nacionales", ha dicho, al tiempo que ha incidido en que el Gobierno palestino "continuará su movimiento político y diplomático en el marco legal internacional para desvelar la mentalidad colonial y racista (de las autoridades israelíes)".
El Ministerio de Exteriores palestino ya alertó el domingo sobre el peligro que supone para el estatus de la mezquita de Al Aqsa el acuerdo entre el Likud de Netanyahu y Otzma Yehudi, liderado por Ben Gvir, acusado en el pasado de incitar a la violencia y azuzar las tensiones con los palestinos.
Así, Otzma Yehudi recibirá tres carteras, entre ellas la de Seguridad Pública, que pasará a llamarse Seguridad Nacional y contará con competencias extendidas para incluir autoridades previamente dispersadas entre diversas oficinas gubernamentales. Al frente de la misma estará el propio Ben Gvir.
En el marco de sus esfuerzos para formar el nuevo Gobierno en Israel, el Likud firmó el domingo un acuerdo con el partido ultraderechista Noam por el que concede a esta formación, conocida por su rechazo abierto a la homosexualidad, competencias relacionadas con las políticas migratorias, de ciudadanía y nacionalización.
El bloque encabezado por el Likud, que cuenta con el apoyo de partidos ultraortodoxos y ultraderechistas, cuenta con 64 de los 120 escaños de la Knesset tras los comicios del 1 de noviembre, por lo que Netanyahu tiene el camino abierto para volver al cargo menos de dos años después de su derrota electoral.