MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Muchos siglos después, el artista florentino Giotto di Bondone pintó alrededor de 1305 la Adoración de los Reyes Magos, uno de sus muchos frescos que representan a la Sagrada Familia que la Capilla Arena en Padua, Italia.
Pero sobre el pesebre, Giotto pintó un cometa, no una estrella tradicional, ya que presenta una cola propia de estos objetos espaciales.
Muchos expertos creen que probablemente Giotto se inspiró por nada menos que el cometa Halley. Apareció bajo en el cielo de lo que hoy es Italia sólo unos pocos años antes, en el otoño de 1301. Su intenso brillo debió captar la atención de los habitantes de la zona.
Aunque en general eran vistos como señales anticipadas de calamidades, los cometas se consideraba signos de cambio, como por ejemplo la llegada al torno de un nuevo rey. No es descabellado que Giotto pudo elegir un cometa, especialmente uno que le era familiar, como símbolo de cambio para la estrella de Belén en su pintura.
Curiosamente, nadie en ese momento sabía que estaban viendo el cometa Halley. La gente no tenía idea de que los cometas orbitaban el Sol y reaparecieron después de un período de años. Eran fenómenos impredecibles, ardientes y puntuales que se consideran parte de la atmósfera.
UN PERIODO DE 75 AÑOS
Fue el inglés Edmund Halley, quien usando una nueva formulación de las leyes de Newton, encontró que los eventos de 1531, 1607 y 1682 fueron diferentes apariciones del mismo cometa. En su honor, fue nombrado el cometa Halley.
Teniendo en cuenta el periodo de 75 años de este cometa, resulta que Halley apareció sobre el cielo en el año 12 antes de Cristo, dentro de un margen de seis años de la fecha real de nacimiento de Jesús.
En marzo de 1986, una sonda espacial europea voló a 600 kilómetros del núcleo del cometa Halley, al que tomó fotografías y examinó su superficie y la coma de polva y gas en detalle. La sonda Giotto fue nombrada en honor del artista que hizo el primer retrato realista de un cometa en el arte occidental.